“La Puerta abierta”
Domingo
del Buen Pastor- Evangelio de San Juan 10, 1-10
Yo soy la puerta. El Buen Pastor y Maestro Jesús se compara con una
puerta abierta. Si
uno entra por mí, estará a salvo; entrará y saldrá y encontrará pasto. Una
puerta abierta invita a entrar. Una puerta “cierra” y “abre” un local, una
casa, un espacio, un templo. Una puerta separa y facilita la entrada. Una
puerta abre un espacio en un duro muro y hace ese espacio tranparente y traspasable.
Un puerta, es un espacio vacío y para poder llenarlo hay cruzarlo. Una puerta
es una esperanza: entonces se me abrieron muchas puertas. Una puerta es un
corazón. En ese caso esa puerta solo se abre por dentro. Una puerta tiene “el
otro lado”, lo que está más allá de la puerta, si ésta está cerrada, el más
allá es desconocido e inalcanzable, si está abierta es una invitación y un
desafío a cruzarla y entrar, husmeando en lo desconocido. Una puerta es un
mundo. Un mundo antes de entrar y un mundo, nuevo diferente, otro,.. dentro.
Una puerta es un mundo nuevo. El maestro dice: Yo soy la puerta. Y Él es un Mundo, un Mundo Nuevo. Yo soy la puerta. Y Él es puerta abierta, desafío
para cruzarla Yo soy la puerta; si uno entra por mí, estará a
salvo. Y hay que entrar para conocer lo que hay dentro.
Yo soy la puerta de las ovejas. Y el Maestro lo aclara yo soy la puerta en el redil de las ovejas. La puerta
abierta es para reunir, proteger, acompañar y cuidar a su rebaño. La puerta no
es decorativa, es para acoger y que su rebaño está seguro mientras el va a
buscar a la perdida. Es puerta de una casa: donde hay familia, es puerta de una
ciudad donde viven ciudadanos, es puerta de un estadio o de un teatro, o de un
bar o de un… es puerta para entrar dónde viven y caminan hombres y mujeres de
nuestro tiempo. Es puerta de nuestra sociedad y nuestro mundo. El Buen Pastor
cruza puertas en busca del hombre de
hoy.
Y estamos a la puerta. A la puerta del templo, de mi
capilla, de mi comunidad, y parece que muchos tiene miedo entrar y otros muchos tienen miedo
salir. Unos temen entrar prejuiciados por lo piensan
que hay dentro: una iglesia, dura, exigente, recia en su acogida, empecatadora
de todo el que se acerca, vieja en sus años e historia, una iglesia de beatos,
de extraños, de bisoños y desequilibrados,… e inclinándose echa una ojeada, da
un vistazo, y se va. Lo que vio desde la puerta lo dejo indiferente, le
inquietó o hasta le ofendió. Lastimosamente,.. ¡No había nadie en la
puerta que lo acogiera¡ Otros temen
salir. La puerta está abierta. Dentro haya un buen grupo, se supone
que el Maestro, el que fue a buscar la oveja pedida dejando las otros
noventa y buena en el redil, está con ellos. Pero,… con la puerta,
visiblemente abierta, los que están dentro tienen miedo salir. Por miedo a que los vean a la salida. Porque muchos les van a
preguntar por qué entraron, porque los que hay fuera son muchos más a quienes
no saben qué decirles de lo que se hace
allá dentro. Porque temen salir y hablar de los de dentro, de lo que viven, de
lo que comparten, comparto, con Mi Buen Pastor. Porque no sé salir e ir a
buscar a la perdida. Me da miedo pedirle prestado al Buen Pastor su bastón y su
zurrón, salir y lanzarme al campo, a la
ciudad, desafiar las calles e invitar
a quien me encuentre: ¡Entra¡ ¡ La
puerta está abierta¡ ¡Entra¡ Y verás lo que hay más allá de la puerta.
Puerta: abierta en algunas comunidades, entreabierta, con cierto recelo en
otras y cerrada, en muchas otras, por temor a lobos, saltadores, mercenarios y
pastores, como dice el papa Francisco, escaladores, incapaces de echarse a los hombres ninguna oveja sangrante que
manche mi etiqueta y temerosos de “oler a oveja”.
Domingo del Buen Pastor.
Domingo de la Puerta Abierta. ¡Danos Señor pastores según tu modelo¡ ¡Enséñanos a abrir y mantener las puertas abiertas para
que todos puedan llegar a Ti, verdadera Puerta de nuestras comunidades¡ Así sea. Saludos.
P. Esteban
Merino Gómez, sdb.
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