MINUTO DOMINICAL
16 de Marzo de 2014.
“Un Camino siempre exigente”
16 de Marzo de 2014.
Domingo 2° de Cuaresma - Ciclo A
Evangelio
de San Mateo 17, 1-9
Continuamos
ascendiendo en el Camino Cuaresmal. No es una iniciativa nuestra habernos
propuesto esta ascensión: Jesús tomó a Pedro, a Santiago y a su
hermano Juan, y los llevó aparte, a un monte elevado. El Señor llama e invita a subir y ascender: Dios dijo a Abram: Deja tu país, a
los de tu raza y a la familia de tu padre, y anda a la tierra que yo te
mostraré. … Partió Abram, tal como se lo había dicho Dios, … y a
todos los discípulos nos desafía: tomó a Pedro, a Santiago y a su hermano
Juan, y los llevó aparte, a un monte elevado.
De la misma manera que
Pablo anima a su discípulo y amigo Timoteo: No te avergüences, pues, del
martirio de nuestro Señor ni de mí al verme preso. Al contrario, sufre por el
Evangelio, sostenido por la fuerza de Dios. Y
estamos en camino desde el inicio de la fe para la gran ascensión a la montaña
de nuestra vida. Abram, Pablo, Timoteo, Pedro Juan, Santiago,.. usted y
yo,…hemos escuchado este llamado y desafío: Deja… y
…sube a la montaña.
La vida del discípulo es una ascensión y transfiguración. Desde la montaña
se tiene otra vista, otra perspectiva, otra visión, desde arriba, desde la
esperanza final, desde la resurrección de Jesús: Y se transfiguró delante de ellos: su rostro se
puso brillante como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz, y
mostros la resurrección como meta final de todo discípulo, de cada catecúmeno,
de cada bautizado, de cada creyente. Pero la gloria, el triunfo, la
resurrección no es un camino fácil. A Abraham le exige salir de su tierra, a
Timoteo le cuesta mientras ve el sufrimiento en su maestro y amigo Pablo y
barrunta la exigencia de la Pascua de
Cristo,… y produce temor, por su exigencia: Levántense, no tengan miedo, aunque
el ascenso es duro, el camino exigente, la vida cristiana es desafiante, la
fidelidad es indispensable,.. y estamos llamados a subir a la montaña y vivir
la Pascua del Maestro: muerte y resurrección. Y no nos agrada la exigencia.
Y continuamos ascendiendo. Y nos cansamos, Y nos sentamos. Y, en ocasiones,
comenzamos a corres por la pendiente hacía
abajo por que es más fácil. Y el Maestro, allá arriba, sigue mirándonos,
tendiendo la mano y repitiendo levántense, no tengan miedo, aunque s e cansen y
vean la dificultad del camino, pero con una seguridad: hasta que el Hijo del hombre haya resucitado de
entre los muertos. Y encendemos con Él, con de brillo de su
vestidura blanca, con la luz del Bautismo y el cirio de la fe renovad. Y a
caminar, a seguir ascendiendo la montaña, hasta encontrar mi tienda en el Reino
junto con el Maestro. ¡Buena ascensión¡ ¡Buena cuaresma¡. Saludos.
P. Esteban
Merino Gómez, sdb.

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