MINUTO DOMINICAL
“¡Agua y Pan¡”
23
de Marzo de 2014.
Domingo
3° de Cuaresma - Ciclo A
Evangelio
de San Juan 4, 5-42
El Maestro, cansado por la
caminata, se sentó al borde del pozo, tenía sed y hambre, los discípulos se
habían ido al pueblo para comprar algo de comer. Nos dirigíamos a
Galilea después de un viaje misionero a Jerusalén y pasábamos por la región de
los samaritanos con quienes no teníamos muy buen trato: se sabe que los judíos no tratan con los
samaritanos y no nos resulta fácil el trato con ellos. Y ahí está el
Maestro, con hambre y con sed y se topa, al lado del pozo, con una mujer y
samaritana, en un lugar descampado,… triple razón para ni siquiera dirigirle la
palabra. Pero el Maestro tenía sed. ¿Tenía sed y tenía hambre el maestro? Ambas
necesidades lo muestran más cercano a nosotros en nuestras hambres, o como
decía el papa Francisco en el mensaje de la cuaresma 2014: nuestras pobrezas: la miseria material, la
miseria moral, la miseria espiritual. ¡Qué por cierto también las
tenía esta mujer de samarita¡
Se sienta al lado del pozo y
comienza la conversación: ¡Dame de beber¡ La mujer lo considera un
atrevimiento casi sospechoso: ¿Cómo tú, que eres judío, me pides de beber a mí, que soy una
mujer samaritana?. Pero a la
vez siente una supremacía sobre Jesús, ella tiene algo que Él necesita y que se
ha atrevido a solicitarle desde la lejanía del trato hombre-mujer, los
prejuicios sociales, raciales y religiosos. Pero el Maestro cambia radicalmente
la posición del diálogo y hace una
afirmación que cambia las posturas de uno y otro: ¡Tú eres quien tiene sed¡ ¡Yo¡,
dice la mujer. Yo tengo el cántaro, tengo con que sacar el agua,… Tú en cambio,.. Señor, no tienes con qué sacar agua y el pozo es profundo.
¿Dónde vas a conseguir esa agua viva? Nuestro antepasado Jacob nos dio este
pozo, del cual bebió él, sus hijos y sus animales; ¿eres acaso más grande que
él?.
Agua y Pan… Mientras tanto los discípulos le insistían:
«Maestro, come. …El agua que yo le daré
se convertirá en él en un chorro que salta hasta la vida eterna. …El alimento que debo comer, ustedes no lo
conocen. Agua Y Pan… La mujer va descubriendo que no es Jesús quien
necesita agua y pan. Quien está hambriento y sediento:
me ha
dicho todo lo que he hecho, y que
en su vida personal había varias
miserias morales y espirituales, aunque tenía el agua material.
Continuamos ascendiendo en el Camino
Cuaresmal. Como recordamos cada Domingo es el tiempo de volver a la opción
primera, al Bautismo, a la decisión inicial, si es que la hemos tomado o si la
hubiésemos olvidado. La Samarita es, somos, cada bautizado o cada catecúmeno
que renueva, o quiere renovar la fe el día de Pascua. Fe nacida del agua del
Bautismo, alimentada en Cristo Roca de la que surge el Bautismo que sacia la
sed, Pan que integra al discípulo a compartir el alimento de la Palabra y de la
Eucaristía. Domingo de le Samaritana. Domingo, en el catecumenado de los
Primeros Tiempos, de revisión evaluación y escrutinio. Un Escrutinio es una evaluación de la veracidad,
calidad y cumplimiento de la exigencia
del Evangelio que profesamos en nuestra vida. Es este día una buena
ocasión para revisar mi compromiso bautismal, su vigencia, su exigencia y la
evaluación que hago de mi mism@ en mi camino hacia la Pascua.
Agua y Pan… Es el Maestro. Nosotros,…
samaritanos, alejados, para los judíos: separados, idólatras, alejados de Dios,
pecadores,… ¡Y en eso estamos¡ Necesitamos el Agua y el Pan de la Vida Nueva
Bautismal del Maestro. ¡A renovarnos¡ Es el tiempo. Saludos.
P. Esteban
Merino Gómez, sdb.
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