MINUTO DOMINICAL
“Dioses y seguridades”
02
de Marzo de 2014.
8°
Domingo Durante el Año - Ciclo A
Evangelio
de Mateo 6, 24-34
Caminamos como peregrinos
tratando de subir la montaña, de las Bienaventuranzas, recordando lo que dice
el Maestro…… Nadie puede servir a dos señores. Al Maestro, el apóstol Pablo, acostumbra a
llamarlo: Señor. (Kyrios), como lo máximo, el absoluto, el referente, el punto
cardinal, la Cruz del Sur que guía, el Señor ante quien nos sentimos
servidores, siervos, discípulos. No hay otro Señor. No puede haber otro Señor,
otro guía, otro referente, otro punto cardinal, otra constelación que pretenda
ser referente sino el Maestro con su
Cruz Universal. Por eso Mateo le
dice, a su comunidad y a nosotros, No pueden servir a Dios y al Dinero. Dioses y seguridades, bienes e
ídolos, referentes y autoridades, poderes y riquezas, pretenden adquirir
señorío en nuestras vidas, ofrecernos sentidos y, a la vez, dominarnos y
esclavizarnos. Dioses que exigen servicio y nos ofrecen seguridades que no
logran satisfacer.
No se inquieten, entonces, diciendo: ¿Qué vamos a comer?, ¿qué vamos a
beber?, ¿con qué vamos a vestirnos? Si tienes al Maestro como Señor, los bienes
materiales son necesarios pero no esclavizan, son exigidos pos la dignidad
humana pero no excluyen al Señor y Maestro, son dignos de nuestro tiempo y
trabajo cotidiano pero no nos quitan el descanso diario, ni el descanso de Dios
en el Domingo, es una exigencia de vida el conseguirlos pero es un placer y
realización el compartirlos. Porque no son dios ni señor nuestro, sino el uso
de nuestras manos para vivirlos y compartirlos. Como nos dice el Papa Francisco: No a la nueva idolatría del dinero. Una de las causas de esta situación
se encuentra en la relación que hemos establecido con el dinero, ya
que aceptamos pacíficamente su predominio sobre nosotros y nuestras
sociedades. La crisis financiera que atravesamos nos hace olvidar que en su
origen hay una profunda crisis antropológica: ¡la negación de la
primacía del ser humano! Hemos creado nuevos ídolos. La adoración del
antiguo becerro de oro (cf. Ex 32,1-35) ha encontrado una
versión nueva y despiadada en el fetichismo del dinero y en la dictadura de la
economía sin un rostro y sin un objetivo verdaderamente humano. La crisis
mundial que afecta a las finanzas y a la economía pone de manifiesto sus
desequilibrios y, sobre todo, la grave carencia de su orientación antropológica
que reduce al ser humano a una sola de sus necesidades: el consumo.
(Evangelii Gaudium 55)
Busquen primero el Reino de Dios y su justicia, y todo lo demás se les dará
por añadidura. Este
Reino es un nuevo tipo de relaciones
en las que los bienes materiales son necesarios y pedidos por la dignidad
humana, pero no endiosados y signo de dominación e idolatría social. Por eso que compartirlos es devolverlos a su dueño
original: toda persona del mundo. "El pan que tú retienes
pertenece a los hambrientos; el manto que tú guardas en tus armarios pertenece
al que va desnudo; el calzado que se pudre en tu casa es del que anda descalzo.
En resumen, eres injusto con aquellos a quienes pudiendo socorrer no socorres" (San Basilio, s. IV). Saludos
P. Esteban Merino Gómez, sdb.
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