11/12/2016



“Señales.., para la esperanza”    
                                                                                                                              
 13 de noviembre  de 2016 –33 ° Domino Ordinario - Ciclo Dominical “C” –  San Lucas  21, 5-19


Hablar del final de los tiempos y del encuentro con el Señor a algunas  personas las asusta y creen ver en temblores u otros acontecimientos algunas palabras que hoy vemos en el evangelio y temen y tiemblan cuando se habla del encuentro con Dios  al final de los tiempos como si nunca hubiesen conocido a Dios o no tuvieran fe.
Pero hablar de ello es hablar de nuestra esperanza, de la promesa ya cumplida en Cristo y de su cumplimiento, a su tiempo, y según los designios y promesas de Dios, en cada uno de nosotros. Pero este acontecimiento está muy  lejos, o debería estarlo,  de producir zozobra, temor, espanto o turbación, pues será el día del encuentro con Dios, día esperado, día prometido en nuestra fe y día de consuelo y encuentro definitivo con Dios.
Lo dice el profeta: Es el día el Señor (Mal 3, 19-20). Pero para ustedes, los que temen mi Nombre, brillará el sol de justicia con la salud en sus rayos, y saldrán brincando como becerros bien cebados fuera del establo. Es día de esperanza y de regocijo.
Por eso que el evangelio de hoy hay que leerlo en profundidad, más allá de una primera lectura catastrófica, muy propia de un lenguaje tan simbólico y apocalíptico usado para hablar de la venida de Cristo al final de los tiempos. Sin duda nuestros tiempos son exigentes para la fe, para los creyentes, para todos nosotros, en algunos lugares geográficos son especialmente conflictivos y exigen compromiso, pero no es eso a  causa de  las señales en el cielo, ni de los conflictos de nuestro tiempo, algunos graves y provocadores, sino por las actitudes que toma la sociedad en diversas culturas o pueblos donde debemos encarnar, vivir, y testimoniar nuestra fe. No importa un nuevo presidente de un país, o las nuevas leyes en otros, o los conflictos  sociales en un tercero, ahí se vive la fe, se testimonia la fe, se expresa la fe, en ocasiones con sufrimiento, y siempre con mucha fe pues es Dios quien nos asiste. Nuestros tiempos son tiempos para la esperanza. Las señales nos llaman a la fidelidad, al testimonio, a la constancia, a brillar, con la luz del Señor, en nuestro mundo como esa constelación estrellada que da brillo a la historia. Pero tengan en cuenta que no hay por qué preparar una defensa de antemano,  pues yo mismo les daré tal elocuencia y sabiduría para responder, que ningún adversario podrá resistirles ni contradecirles.  Pero no se perderá ni un solo cabello de su cabeza. Si se mantienen firmes, se salvarán. Nuestra firmeza y seguridad se apoya en la fidelidad del Señor que nos asegura su presencia en todo momento, en nuestra vida, y en la historia.  Saludos.
                                               
      P. Esteban Merino Gómez, sdb.

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