“Señales.., para la esperanza”
13
de noviembre de 2016 –33 ° Domino
Ordinario - Ciclo Dominical “C” – San
Lucas 21, 5-19
Hablar del final de los tiempos y del encuentro
con el Señor a algunas personas las
asusta y creen ver en temblores u otros acontecimientos algunas palabras que
hoy vemos en el evangelio y temen y tiemblan cuando se habla del encuentro con
Dios al final de los tiempos como si
nunca hubiesen conocido a Dios o no tuvieran fe.
Pero hablar de ello es hablar de nuestra
esperanza, de la promesa ya cumplida en Cristo y de su cumplimiento, a su
tiempo, y según los designios y promesas de Dios, en cada uno de nosotros. Pero
este acontecimiento está muy lejos, o
debería estarlo, de producir zozobra,
temor, espanto o turbación, pues será el día del encuentro con Dios, día
esperado, día prometido en nuestra fe y día de consuelo y encuentro definitivo
con Dios.
Lo dice el profeta: Es el día el Señor (Mal 3,
19-20). Pero para
ustedes, los que temen mi Nombre, brillará el sol de justicia con la salud en
sus rayos, y saldrán brincando como becerros bien cebados fuera del establo.
Es día de esperanza y de regocijo.
Por eso que el evangelio de hoy hay que leerlo
en profundidad, más allá de una primera lectura catastrófica, muy propia de un
lenguaje tan simbólico y apocalíptico usado para hablar de la venida de Cristo
al final de los tiempos. Sin duda nuestros tiempos son exigentes para la fe,
para los creyentes, para todos nosotros, en algunos lugares geográficos son
especialmente conflictivos y exigen compromiso, pero no es eso a causa de
las señales en el cielo, ni de los conflictos de nuestro tiempo, algunos
graves y provocadores, sino por las actitudes que toma la sociedad en diversas culturas
o pueblos donde debemos encarnar, vivir, y testimoniar nuestra fe. No importa
un nuevo presidente de un país, o las nuevas leyes en otros, o los
conflictos sociales en un tercero, ahí
se vive la fe, se testimonia la fe, se expresa la fe, en ocasiones con sufrimiento,
y siempre con mucha fe pues es Dios quien nos asiste. Nuestros tiempos son tiempos
para la esperanza. Las señales nos llaman a la fidelidad, al testimonio, a la
constancia, a brillar, con la luz del Señor, en nuestro mundo como esa
constelación estrellada que da brillo a la historia. Pero tengan en
cuenta que no hay por qué preparar una defensa de antemano, pues yo
mismo les daré tal elocuencia y sabiduría para responder, que ningún adversario
podrá resistirles ni contradecirles. Pero
no se perderá ni un solo cabello de su cabeza. Si se mantienen firmes, se salvarán. Nuestra
firmeza y seguridad se apoya en la fidelidad del Señor que nos asegura su
presencia en todo momento, en nuestra vida, y en la historia. Saludos.
P. Esteban Merino Gómez, sdb.

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