“Lo nuevo que ha llegado: Jesucristo”
17 de Enero de 2016 – 2° Domingo Ordinario - Ciclo Dominical “C” – Evangelio de San Juan 2, 1-11
17 de Enero de 2016 – 2° Domingo Ordinario - Ciclo Dominical “C” – Evangelio de San Juan 2, 1-11
Parece una fiesta de
matrimonio, una boda, muy mal preparada si seguimos el relato: no han preparado
vino suficiente, el mayordomo no sabe lo que está pasando, Jesús llama a su
Madre María de un modo que parece lejano o extraño: “mujer”; hay “6” tinajas de
agua (unos seiscientos litros) para una
necesidad tan pequeña como la
purificación; Juan insiste que es el primer “signo”… Todo ello nos lleva pensar que tiene un significado especial, histórico
y de fe para los creyentes. Hay una serie de elementos que destacan: la boda,
la “hora”, el tercer día, el número seis, las tinajas de piedra hay que
llenarlas de agua hasta arriba, les falta el vino, la presencia de María a quien llama “mujer”, hagan lo que Él les
diga,..
Este “Signo” es el primero de siete
signos que son señalados en el Evangelio de Juan. San Juan no habla de milagros
sino de signos que revelan a Jesús, el Maestro. El signo o milagro que se nos
presenta tiene como elemento central una Boda. Una fiesta nupcial de Dios con
su pueblo, con la humanidad, con la historia. El agua significa la religión vacía del pasado que es necesario
cambiar; El vino: es la alegría, la
vida abundante que procedente Dios. Es Dios mismo, es Cristo que ha venido y es
lo nuevo de Dios. María es la “mujer”,
representa a Israel, el resto fiel de Israel, “desposado”, que acepta el
compromiso con Dios. Las bodas son
el símbolo de la unión, alianza, de Dios con su pueblo. Las seis tinajas de piedra representan lo imperfecto (seis),
representan la ley que pretende purificar al ser humano, pero que en realidad
es algo vacío. La expresión “hagan lo que él les diga” es semejante a la
expresión del pueblo en el Sinaí: “Nosotros haremos todo lo que el Señor ha
dicho”. (Ex 19,8). Es el Primer signo
lo que hace de él el prototipo y programa que interpreta todos los otros seis signos
que vendrán. Serán siete para significar la plenitud que ha llegada en Cristo,
el Maestro.
Ha empezado con Jesús, con
este Signo, algo nuevo. El relato comienza con al palabras al tercer día hubo una boda en Caná de
Galilea, tercer día que hace referencia a la victoria de Cristo en su resurrección,
tercer día en el que reconstruye el templo para adorar a Dios en espíritu y en
verdad. Es decir para renovar la
relación con Dios que debe ser diferente, nueva, desde el corazón, por parte de
quienes han renacido en el bautismo, (el agua nueva al lado del pozo con la
mujer pecadora), han renacido a la
verdad. Esta Boda es el inicio de lo
Nueva Alianza. Es el amor del profeta que describe la renovación de la alianza
de Dios con nosotros. (Is 62, 1-5). Jesús inaugura y pide una nueva relación del hombre con Dios, que
debe y puede ser legalista, como piedra, sino por el cambio que el Espíritu
realiza el corazón de la persona. Creyentes no de piedra, sino de corazón, no
de ley sino de espíritu nuevo. Jesús es el esposo y los fieles, la comunidad,
que vive un cambio cuando vive la nueva relación con el Maestro y resucita, al
tercer día con Él.
Cuanta
razón tiene este signo cuando vemos en nuestra vida que somos cristianaos,
católicos, ”aguados”, “desleídos” “insípidos”, con muy poco ”vino” de alegría,
de sabor de vida cristiana y testimonio; más bien somos vinagre, cristianos que
alejan por amargos y agrios. ¡Nos faltan los dones que Pablo nos recuerda ha
repartido el Espíritu sobre cada uno, cada una, de nosotros¡. Que poco somos esta
“Mujer”, resto fiel de Israel, “fieles”, “casados con Dios”, en la alianza de
la fe, celebrando las Bodas del encuentro con Él en nuestra vida. Así
superaremos el lastre de ser “tinaja de piedra”, ritualistas y vacíos, sin el
vino de Dios y sabiendo que nos cuesta hacer lo que Él nos dice. ¡Lo nuevo ha
llegado.¡ ¿Pondré lo nuevo, a Cristo, en mi vida?. Saludos.
P. Esteban Merino
Gómez, sdb.

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