1/09/2016

MINUTO DOMINICAL

“Bautismo: opción de vida”
 10 de Enero de 2016 –FIESTA DEL BAUTISMO DEL SEÑOR - Ciclo Dominical “C” –  Evangelio de San Lucas 3, 15-16.21-22
La Fiesta el Bautismo de Jesús, del Bautismo del Señor, es la gran presentación del Maestro, adulto, de unos 30 años, en Galilea a orillas del Jordán y el inicio de su ministerio y servicio profético, de anuncio de la Buena Nueva, de misericordia y de cumplimiento de su entrega total a la propuesta del Padre. La Pila Bautismal y el Óleo de los Catecúmenos y el Santo Crisma nos rememoran e invitan a volver a nuestro propio Bautismo.
Todas las lecturas nos dirigen hacia Jesús, su persona y su ministerio al ser presentado ante su  pueblo que estaba expectante y pensando en el mesías: Como el pueblo estaba  la expectativa  y todos se preguntaban si Juan el Bautista no sería el Mesías, …el momento parece el apropiado y en la actitud de la gente se percibe que algo nuevo está  pasando y que Dios se está sembrando de nuevo en el mundo y aleteando en la historia. Por eso la necesidad de la preparación que nos resalta el profeta: ¡Preparen en el desierto el camino del Señor…¡ Ha llegado el Mesías, Cristo Jesús está en medio de ellos, aunque aún no lo hayan reconocido. Nuevos tiempos se acercan y la Buena Nueva comienza a resonar esperando encontrar corazones dispuestos a la conversión y el cambio de vida. De ahí nacerán discípulos y comunicadores de la Palabra escuchada: Súbete a la montaña elevada, tú que llevas la buena noticia a Sión; levanta con fuerza tu voz, tú que llevas la nueva noticia a Jerusalén. Con la conversión viene el cambio de vida que trae el que viene, el Mesías, el Maestro. En el inicio de su vida profética y ministerial, que tiene su punto de partida en Bautismo, el Maestro, Jesús, como Hijo muy querido y con la fuerza del Espíritu, mientras estaba orando, se abrió el cielo y el Espíritu  Santo descendió sobre él en forma corporal como una paloma, y con el envío de Padre: Tú eres  mi Hijo querido en quien tengo puesta toda mi predilección, asume su vocación de servidor, maestro y profeta, enviado por el Padre con la intervención del Espíritu Santo.
San Pablo a su amigo Tito le recuerda la gracia bautismal y la nueva opción de vida que exige. El nos salvó, haciéndonos renacer por el bautismo y renovándonos por el Espíritu Santo, y como para el Maestro, significa el inicio de algo nuevo, diferente, exigente, para quien ha optado por este nuevo estilo de vida.
Al mirar el Bautismo de Jesús indiscutiblemente  necesitamos volver a nuestro Bautismo. Ya sea  que lo recordamos personalmente o que lo rememoramos en fotografías o por los relatos de nuestras familias; necesitamos volver a él, retomarlo, revivirlo o asumirlo desde la ausencia de significado u olvido del compromiso  que propone y exige. El Bautismo lo he recibido y asumido con la exigencia de hacer presente a Dios en mi vida. Cada Bautizado, como dice el profeta, necesitamos retomara nuestros caminos, rehacer nuestros senderos y direcciones de vida, hacer que en ella se refleje la fe. Cada Bautizado, para no ser mediocres, o bautizados culturales o por tradición familiar, o por la fiesta familiar, estamos urgidos a abrir nuestra boca, hacer palabra  lo que profesamos en la fe, subir a la montaña, es decir no callarnos, ocultarnos o hacernos los sordos o los mudos y levanta con fuerza tu voz, para decir quién eres y lo que vives. Cada Bautizado, como nos dice el apóstol Pablo, hemos entrado y estamos, desde el Bautismo, en un proceso de cambio personal permanente, haciendo realidad o que el mismo Dios ha hecho con mostros: haciéndonos renacer por el bautismo y renovándonos por el espíritu. Cada Bautizado somos personas que hemos hecho una opción fundamental de vida como discípulos de Jesús, que nos son ni tradiciones, ni gestos culturales, ni devociones, ni temores, ni mandas chantajistas,.. Sino adhesión ni seguimiento de Jesús. El Bautismo es una opción de vida o no es nada.  Saludos.                                               

  P. Esteban Merino Gómez, sdb

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