“Bautismo: opción de vida”
10 de Enero
de 2016 –FIESTA DEL BAUTISMO DEL SEÑOR - Ciclo Dominical “C” – Evangelio de San Lucas 3, 15-16.21-22
La
Fiesta el Bautismo de Jesús, del Bautismo del Señor, es la gran presentación
del Maestro, adulto, de unos 30 años, en Galilea a orillas del Jordán y el
inicio de su ministerio y servicio profético, de anuncio de la Buena Nueva, de
misericordia y de cumplimiento de su entrega total a la propuesta del Padre. La
Pila Bautismal y el Óleo de los Catecúmenos y el Santo Crisma nos rememoran e
invitan a volver a nuestro propio Bautismo.
Todas las lecturas nos
dirigen hacia Jesús, su persona y su ministerio al ser presentado ante su pueblo que estaba expectante y pensando en el
mesías: Como el pueblo estaba la expectativa y todos se preguntaban si Juan el Bautista no
sería el Mesías, …el momento
parece el apropiado y en la actitud de la gente se percibe que algo nuevo
está pasando y que Dios se está
sembrando de nuevo en el mundo y aleteando en la historia. Por eso la necesidad
de la preparación que nos resalta el profeta: ¡Preparen
en el desierto el camino del Señor…¡ Ha llegado el Mesías, Cristo
Jesús está en medio de ellos, aunque aún no lo hayan reconocido. Nuevos tiempos
se acercan y la Buena Nueva comienza a resonar esperando encontrar corazones
dispuestos a la conversión y el cambio de vida. De ahí nacerán discípulos y
comunicadores de la Palabra escuchada: Súbete a
la montaña elevada, tú que llevas la buena noticia a Sión; levanta con fuerza
tu voz, tú que llevas la nueva noticia a Jerusalén. Con la
conversión viene el cambio de vida que trae el que viene, el Mesías, el
Maestro. En el inicio de su vida profética y ministerial, que tiene su punto de
partida en Bautismo, el Maestro, Jesús, como Hijo
muy querido y con la fuerza del Espíritu, mientras estaba orando, se abrió el cielo y el Espíritu Santo descendió sobre él en forma corporal como
una paloma, y con el envío de Padre: Tú
eres mi Hijo querido en quien tengo
puesta toda mi predilección, asume su vocación de servidor, maestro
y profeta, enviado por el Padre con la intervención del Espíritu Santo.
San Pablo a su amigo Tito le recuerda la gracia bautismal
y la nueva opción de vida que exige. El nos
salvó, haciéndonos renacer por el bautismo y renovándonos por el Espíritu
Santo, y como para el Maestro, significa el inicio de algo nuevo,
diferente, exigente, para quien ha optado por este nuevo estilo de vida.
Al mirar el Bautismo de
Jesús indiscutiblemente necesitamos
volver a nuestro Bautismo. Ya sea que lo
recordamos personalmente o que lo rememoramos en fotografías o por los relatos
de nuestras familias; necesitamos volver a él, retomarlo, revivirlo o asumirlo
desde la ausencia de significado u olvido del compromiso que propone y exige. El Bautismo lo he
recibido y asumido con la exigencia de hacer presente a Dios en mi vida. Cada Bautizado, como dice el profeta, necesitamos
retomara nuestros caminos, rehacer nuestros senderos y direcciones de vida,
hacer que en ella se refleje la fe. Cada Bautizado, para no ser mediocres, o bautizados
culturales o por tradición familiar, o por la fiesta familiar, estamos urgidos
a abrir nuestra boca, hacer palabra lo
que profesamos en la fe, subir a la montaña, es decir no callarnos, ocultarnos
o hacernos los sordos o los mudos y levanta
con fuerza tu voz, para
decir quién eres y lo que vives. Cada Bautizado, como
nos dice el apóstol Pablo, hemos entrado y estamos, desde el Bautismo, en un proceso de
cambio personal permanente, haciendo realidad o que el mismo Dios ha
hecho con mostros: haciéndonos renacer por el bautismo y renovándonos por el
espíritu. Cada Bautizado somos
personas que hemos hecho una opción fundamental de vida como discípulos de Jesús,
que nos son ni tradiciones, ni gestos culturales, ni devociones, ni temores, ni
mandas chantajistas,.. Sino adhesión ni seguimiento de Jesús. El Bautismo es
una opción de vida o no es nada.
Saludos.


No hay comentarios:
Publicar un comentario