MINUTO DOMINICAL
peces es más que un milagro es una “señal”, entre los siete signos del Libro de los Signos que el Maestro realiza. Estas “señales” son una manifestación de que el Reino de Dios, Jesús, ya ha llegado. Es el capítulo de San Juan llamado del “Pan de Vida”. Siguiendo al lado del Lago de Tiberíades Lo seguía una multitud al ver los signos que hacía sanando a los enfermos. Caminábamos con el Maestro hacia Jerusalén para la Pascua. Nos detuvimos un momento Jesús, pues, levantó los ojos y, al ver el numeroso gentío que acudía a él, dijo a Felipe: "¿Dónde iremos a comprar pan para que coma esa gente?" Era imposible lo que el Maestro proponía pues exigiría una cantidad de dinero que no teníamos y que no se puede reunir en una tarde y eran más de 5.000 personas. Pero recogimos el desafío del Maestro y seguíamos pensando en su petición.
En este largo capítulo de Juan EL PAN tiene muchos significados. El primero es el pan material, o como dice el papa Francisco las tres “T”: Trabajo, Techo y Tierra. Esto representa lo más básico para el sustento de la vida de una persona. El trabajo y la tierra hechos pan y la casa para cobijarse y tener una vida digna, elementos indispensables, en su tiempo y en nuestro tiempo, como base de la vida y dignidad de toda persona. Y el Maestro es lo que pedía al mirarlos en la explanada en ese día de primavera: había mucho pasto en aquel lugar, y se sentaron los hombres en número de unos cinco mil. La meta parecía desmesuradamente imposible. ¡No hay nada que hacer¡ Buscando y buscando encontramos un pequeño aporte: Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos pescados. Pero, ¿qué es esto para tanta gente?" Y se desechaba la idea.
El Maestro no quedó satisfecho. ¡Algo podremos hacer¡ Y asumió la iniciativa. "Hagan que se siente la gente." Y la Tierra se hizo la Mesa y de la pequeña bolsa de alimentos de un niño el Banquete del Reino. ¡Qué poco se necesita para hacer un milagro, para hacer un gran signo¡ Un niño: su aporte solidario de pan y pescado y el deseo de compartirlo. La solidaridad humana y la bendición divina en las manos del Maestro. Y se hizo el milagro. Y quedaron todos satisfechos y recogieron y llenaron doce canastos con los pedazos que no se habían comido: eran las sobras de los cinco panes de cebada.
Es fácil cuando hay sensibilidad por la necesidad del otro y está el deseo de compartir sea mucho o poco lo que tengamos para dar, con el sentido común de la obligación de poder aportar para paliar la necesidad extrema que percibimos. El Papa Francisco lo repite frecuentemente: Necesitamos fortalecer la conciencia de que somos una sola familia humana. No hay fronteras ni barreras políticas o sociales que nos permitan aislarnos, y por eso mismo tampoco hay espacio para la globalización de la indiferencia. Y superando esta indiferencia podremos, con la solidaridad de todos, responder a la necesidad de muchos. Se pretende legitimar el modelo distributivo actual, donde una minoría se cree con el derecho de consumir en una proporción que sería imposible generalizar, porque el planeta no podría ni siquiera contener los residuos de semejante consumo. Además, sabemos que se desperdicia aproximadamente un tercio de los alimentos que se producen, y “el alimento que se desecha es como si se robara de la mesa del pobre”. Palabras dichas, no hace muchos días, por el Papa Francisco en su visita a América Latina. Hay que multiplicar el Pan. Lo hacía el Maestro en su día y nos manda seguir haciéndolo y nos lo reitera el Papa. Pero es indispensable, para lograrlo, el aporte de los cinco panes que podemos aportar cada uno, cada una, de nosotros. ¿Pondrá Ud. sus cinco panes?. Ahora es el momento.
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26 de Julio de 2015.
Domingo 17°
del Tiempo Ordinario- Ciclo “B” –
Evangelio
de San Juan 6, 1-15
En el Ciclo Dominical “B” al
llegar al Capítulo 6 de Marcos, y la multiplicación de los panes, tomamos para
este relato, durante un mes, el capítulo “del Pan de vida” de san Juan. Para
Juan, la multiplicación de los panes y los


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