
MINUTO DOMINICAL
“¡Pastor compasivo¡”
19 de Julio
de 2015.
- Ciclo “B” –
Nos fuimos todos misionar por los
pueblos y aldeas cercanos. En nuestra parroquia hemos salido a misionar de dos
en dos siguiendo el mandato del Maestro. Nos ha sucedido tal como Él decía: buena
acogida en unos casos, rechazo de otros, indiferencia en los más. Hemos conversado mucho en el camino de las noticias
recientes: somos campeones de América, las lluvias, la ley del aborto, el
consumismo de nuestra sociedad, los jóvenes, lo que pasa en la Iglesia con los
curas, la familia y sus dificultades y crisis. Al terminar volvimos al templo
parroquial para compartir con el Señor nuestra jornada misionera. Nos juntamos con
el Maestro que permaneció en el lugar esperando nuestra vuelta: Al regresar de su
misión, los Apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron lo que habían hecho
y enseñado. El Maestro nos escuchó y acogió.
Luego nos invitó a un tiempo
retiro esa jornada. «Vengan ustedes solos
a un lugar desierto, para descansar un poco». Porque eran tantos los que
iban y venían, que no tenían tiempo ni para comer. Y se fueron en la barca a un
lugar tranquilo ellos solos. Siempre estaba preocupado por nosotros.
Era un pastor preocupado, compasivo,
acogedor y cercano. Contrastaba con lo que habíamos escuchado en los profetas
sobre los guías y pastores de Israel a quienes el Señor reprocha duramente sus actitudes: "¡Ay de esos pastores que pierden y
dispersan las ovejas de mis
praderas!"… "Ustedes han dispersado mis ovejas y las han echado en
vez de preocuparse de ellas. Yo voy a reunir el resto de mis ovejas, llamándolas
de todos los países a donde las haya
dispersado. Las haré volver a sus pastos, donde se criarán y se multiplicarán.
Yo pondré al frente de ellas pastores que las cuiden, y nunca más temerán o
serán asustadas. Ya ninguna se perderán." (Jer 23, 1-6) Y la gente opinaba igual que nosotros por eso
no logramos estar mucho tiempo solos. En toda la comarca nos buscaban y seguían
al Maestro y poco tardaron en encontrarnos. Al ver que se iban, muchos se dieron cuenta, y
de todos los poblados corrieron allá a pie y se les adelantaron.
Llegamos a la otra orilla. Jesús, al
desembarcar y ver tanta gente, se compadeció de ellos porque eran como ovejas
sin pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas. El gentío era
inmenso. Personas de todas las edades y pueblos. Lo que querían era escuchar al
Maestro y que Él los tocará, sanara y transformara su vida. Su Paciencia y
aguante era casi infinito. Pasaban y pasaban delante de Él. Los esperaba, les
decía una palabra, los miraba fijamente y les transmitía su paz y su esperanza.
Ciertamente era claramente diferente a los rabinos de Israel. Sus actitudes
eran meridianamente contrapuestas a las que habían vivido con los maestros y
rabinos que conocían.
Se compadeció de ellos. Sintió en
su corazón, en sus entrañas, el desamparo, la soledad, a falta de
atención; les faltaba de un maestro, de un
guía. Sintió como suya la situación de abandono y el ruego silencioso y
profundo de su corazón eran como ovejas sin pastor. Y a Él
lo llamaban, y era, Maestro, Pastor.
Otros el decían: El Buen Pastor. El Pastor por excelencia. Absolutamente lo
contario que lo que el Señor fustigaba
en los profetas de Israel. Reflejaba, mas bien, al pastor que promete el Señor
en las palabras del profeta Jeremías: "Llega el día en que yo haré surgir un hijo de David
que se portará como rey justo y prudente. El gobernará este país según la
justicia y el derecho. En aquel tiempo Judá gozará de paz, e Israel permanecerá
seguro. Y éste es el nombre que le darán: Dios-nuestra-justicia”. Lo
que se nos hace familiar con el mismo nombre del Maestro: Jesús, que significa:
Dios con
nosotros. Su misericordia, su bondad, su perdón, con nosotros. En
palabras de Papa Francisco: Jesucristo es el rostro de la
misericordia del Padre. (Misericordiae Vultus). Su compasión
de Buen Pastor nos acerca a Él y nos inspira a asumir la misma actitud con los
hermanos. Saludos. P. Esteban Merino Gómez, sdb.
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