8/10/2013



MINUTO DOMINICAL
 “Confianza, esperanza y exigencia”

11 de Agosto de 2013.  Domingo 19° Tiempo Ordinario.      Ciclo C –  Evangelio de San Lucas 12, 32-48


El Maestro nos hablaba con confianza: No temas, pequeño rebaño, porque a su Padre le ha parecido bien darles el Reino. Y así nos sentíamos con Él. Como el pequeño rebaño, con Él como pastor, que iba delante de nosotros cada día. Lucas, cuando relata nuestro camino con Él destaca, en este capítulo, importantes temas que el Maestro nos conversaba por esos días: el discípulo y la riqueza, la providencia y cuidado que Dios tiene de nosotros,..

En la Comunidad de Lucas en el año 70, como pasa hoy día entre nosotros, algunos que han acogido con entusiasmo el anuncio evangélico, luego, de frente a las dificultades presentes y a los empeños consiguientes, comienzan a retomar las viejas costumbres y piensan volverse atrás,  volver a su vida pagana o vivir la fe a su manera, centrados en sus cosas, en su negocios y muy poco preocupados de su vida cristiana. Con todos esos negocios se están olvidando de ser discípulos de Jesús. El Maestro nos pregunta y nos invita: donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón. Porque es el tiempo de la espera, el tiempo de la tarea donde hay que empeñarse y dedicarse con exigencia teniendo ceñida la cintura y las lámparas encendidas, como hombres que esperan a que su señor vuelva.

Como el momento de su venida es desconocido e imprevisible nuestra tarea no es hacer cálculos sobre el cuándo sino tener una actitud permanente de vida para que cuando venga nos encuentre listos porque nuestra norma de conducta y de vida es, de forma permanente, de espera del Señor. Dichosos los siervos a quienes el señor, al venir, encuentre despiertos. ¡Estar despiertos¡ ¡Que venga en la segunda vigilia o en la tercera, si los encuentra así, ¡dichosos ellos¡. Estar en vigilia. Vigilantes. Conscientes de la tarea de vivir la fe en estos tiempos. No dejando que la  hora del ladrón, nos pille sin preparación.

Esto es para todos. Pedro pregunta: «Señor, ¿dices esta parábola para nosotros o para todos?» Y el Maestro, para él, y para todos los siervos nos deja la misma tarea: esperar con una vida comprometida, como siervos fieles. Siervo que,… no ha preparado nada ni ha obrado conforme a su voluntad,… …a quien se le dio mucho, se le reclamará mucho; y a quien se confió mucho, se le pedirá más. El gran tesoro y a gran administrador de la que somos responsables es nuestra propia vida. Ella la administramos, los discípulos y discípulas, según el gran libro de economía del Evangelio, en el que la quiebra, es nuestro fracaso de vida y el castigo severo por no haber rendido responsablemente como administradores de nuestra propia historia personal.

Pequeño rebaño. A quien se confió mucho, se le pedirá más. Ese es nuestro desafío: no dormirnos en la historia, en nuestra historia  personal y comunitaria. Es nuestro momento: confianza, esperanza y exigencia. El Señor está en camino. Saludos.


                                              P. Esteban Merino Gómez, sdb.

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