MINUTO DOMINICAL“¿Ves a esta mujer?”
16 de Junio de
2013. Domingo 11° Tiempo Ordinario.
Ciclo C - Evangelio de San Lucas 7, 36—8,3
¿Ves a esta mujer? La pregunta de Jesús sobre esta intrusa, de mala fama, que ha
irrumpido en medio de la cena ofrecida por
Simón, el fariseo, debió de sorprender e inquietar a todos los
convidados. ¡Todos la conocemos¡: una mujer pecadora pública de la ciudad,.. …es una pecadora. Pero no tiene nombre, no tiene rostro, es un prototipo de
conducta reprobada: pecadora pública de la ciudad. Irrelevante por su
nombre, por su identidad, pero conocida por todos. Es una sombra. Un pecado que
camina por la calles, una afrenta a la
gente de bien. ¡Todos sabemos muy bien quién es¡. Lo sorprendente es la actitud
del Maestro frente a los gestos, de acogida y aprecio, que hace la mujer con
él: llevó un frasco de alabastro de perfume y, poniéndose detrás,
a los pies de él, comenzó a llorar, y con sus lágrimas le mojaba los pies y con
los cabellos de su cabeza se los secaba; besaba sus pies y los ungía con el
perfume. ¿Por qué esos gestos con el Maestro? La mujer sin rosto,
sin nombre; la sombra que camina con su cabeza cubierta, escondida, por la ciudad, tiene rostro, lágrimas, se
humilla lavando los pies del Maestro y los perfuma. Ha sido invisibilizada en
la ciudad. Ha sido siempre marginada.
Si la conducta
de la mujer es sorprendente la del maestro es impactante. Es un invitado, juzga
el pensamiento del fariseo y se atreve a juzgar, con claridad meridiana, al
dueño de casa: Simón:
«¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa y no me diste agua para los pies. Ella, en
cambio, ha mojado mis pies con lágrimas y los ha secado con sus cabellos. No me
diste el beso. Ella, desde que entró, no ha dejado de besarme los pies. 46
No ungiste mi cabeza con aceite. Ella ha ungido mis pies con perfume.47
Por eso te digo que quedan perdonados sus muchos pecados, porque ha mostrado
mucho amor. A quien poco se le perdona, poco amor muestra.» En una
palabra, me honra más que tú, Simón; ha cumplido conmigo las normas de acogida
y hospitalidad.
Esta situación
le ha valido al Maestro críticas duras de gente importante: “Al ver esto,
los fariseos y los maestros de la
Ley que eran amigos suyos expresaban su descontento en medio
de los discípulos de Jesús: "¿Cómo es que ustedes comen y beben con los cobradores de
impuestos y con personas
malas?" (Lc 5, 30) O el
juicio que hacen del Maestro en los versículos que anteceden a la lectura que
hoy comentamos: “Luego vino el Hijo del Hombre,
que come y bebe, y dicen: Es un comilón y un borracho, amigo de cobradores de impuestos y
de pecadores”. (Lc 7, 34). Estas constantes críticas dan origen a
una respuesta contundente en el gran capítulo de la misericordia y de la
alegría: Los
publicanos y pecadores se acercaban a Jesús
para escucharle. Por esto los
fariseos y los maestros de la Ley
lo criticaban entre sí: "Este hombre da buena acogida a los pecadores y
come con ellos." (Lc 15, 1-2). Es
lo que está sucediendo en casa de Simón y escandaliza a todos. Es la novedad de
la presencia de Jesús. Para él los
empecatados, los publicanos, los enfermos,.. no son invisibles y aprovecha,
toda ocasión para rehabilitarlos y en una actitud claramente contracultural y
contra el sentir común de su tiempo, revalorizarlos y mostrar, sin tapujos ni
vergüenza, que es amigo de publicanos y pecadores, aunque sean mujeres. Come con ellos y los hace visibles, porque
son visibles y privilegiados de Dios. Y esta actitud crea en cada uno de los
marginados un germen de amor que cambia su vida, Por eso te digo que quedan perdonados sus muchos pecados,
porque ha mostrado mucho amor. A quien poco se le perdona, poco amor muestra.»
y al sentirse amados, cambia su conducta.
¿Ves a esta mujer? No olvidemos,
posterguemos o invisibilicemos a quienes nuestra sociedad marca por sus
pecados, lacras o pobrezas. Solo el amor y la acogida los valoriza y los mueve
al cambio y la conversión. La actitud del Maestro es normativa práctica que nos
desafía. Saludos.
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