MINUTO DOMINICAL“Caminando con el Maestro”
23 de Junio
de 2013. Domingo 12° Tiempo Ordinario.
Ciclo C - Evangelio de San Lucas 9, 18-24
Estamos
del Galilea donde el Maestro ha comenzado su ministerio de predicación y ha
llamado a los primeros discípulos. Seguimos caminando pensando ya en el viaje a
Jerusalén, lugar dónde los profetas se
revelan en todo su sentido. Somos los doce y algunas mujeres como Magdalena,
Juana y Susana. El Maestro nos ha estado
contado algunas parábolas, sanando enfermos y resucitando, días atrás a la hija del jefe de la sinagoga Jairo. Nos
impacto fuertemente porque era una niña y su padre era un pagano. Luego nos
reunió a todos y nos mandó a anunciar el reino y sanar a los enfermos.
Un
día, solía hacerlo con frecuencia, el Maestro se levanto temprano para orar.
Luego retomamos la marcha de la jornada. Conversábamos en pequeños grupos por
el camino y de pronto nos hizo esta pregunta: “La multitud ¿quién dicen que soy yo?”. Nos
extrañó porque el Maestro no depende ni toma decisiones basándose en la opinión
que tienen de él, sino que actúa siempre con un convencimiento personal
interior y profundo. Pero le respondimos con lo que habitualmente escuchamos
que opinan de él: “Unos dicen que eres Juan el Bautista,
otros dicen que Elías; otros uno de los antiguos profetas que ha resucitado.” Ignorábamos
la razón de su interés y de esta encuesta de opinión. Esta pregunta no nos
involucraba pero la que hizo a continuación nos obligaba a tomar muy en cuenta
lo que contestábamos y nos comprometía la respuesta: “Y ustedes ¿quién dicen que soy yo?”. Había
que pararse un momento, hacer un silencio y preguntarse: ¿Por qué estoy aquí? ¿Por qué sigo al
Maestro? ¿Por qué estoy en el camino con él? Continuaba el silencio.
Nadie dijo nada pero su pregunta daba vuelta en nuestras cabezas.
Responder era seguir caminando con el
Maestro y no responderla era tomar nuestras cosas y volver a casa. Todos seguimos
con el Maestro. Continuar el paso ya era responder. Tomó la palabra
Pedro. Siempre se lanzaba aunque metía
la pata con frecuencia: Pedro dijo: "El Cristo de Dios."
El
Maestro mirando hacia Jerusalén: nos sintetizó su camino y nuestro camino: “El Hijo del hombre - dijo - debe
sufrir mucho y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los
escribas, ser matado y resucitar al tercer día. Un pequeño
credo para el año de la Fe y relato de su pascua: sufrir-morir-resucitar. No lo entendíamos todavía y nadie dijo
nada. Con el tiempo, cuando nos mostró resucitado las huellas de los clavos
entendimos su camino y nuestro camino. Y si teníamos alguna duda de que también
nosotros deberíamos recorrer el mismo camino remachó la explicación con una
propuesta:
“Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz de cada
día y sígame. Quien quiera salvar su vida, la perderá, pero quien pierda su
vida por mi causa, la salvará” Las condiciones están claras y todos
entendimos meridianamente lo que nos proponía y pedía: Seguirlo realizando lo
que él hacía. Y esa jornada había sido
paradigmática: 1. El Maestro la inició orando. 2. Presentaba su mensaje a la
genta para que esta se decidiese ante él. 3. Nos cuestionó a cada uno personalmente
a decidirnos a seguirlo. 4. Sintetizó su
credo y su opción de vida: sufrir-morir-resucitar.
5. Nos desafió a seguirlo.
Y
aquí estamos. ¿Qué
decimos?. Y nos pusimos de nuevo en camino. Discípulos misioneros
por los nuevos caminos en el tiempo. Por los nuevos caminos de hoy. ¡No se
quede sentado a la vera del camino¡. ¡Síguelo¡. Saludos.
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