6/22/2013



img_2500_ch[1]MINUTO DOMINICAL
 “Caminando con el Maestro”

img_2500_ch[1]23 de Junio de 2013.  Domingo 12° Tiempo Ordinario. Ciclo C - Evangelio de San Lucas 9, 18-24

Estamos del Galilea donde el Maestro ha comenzado su ministerio de predicación y ha llamado a los primeros discípulos. Seguimos caminando pensando ya en el viaje a Jerusalén,  lugar dónde los profetas se revelan en todo su sentido. Somos los doce y algunas mujeres como Magdalena, Juana y Susana. El Maestro  nos ha estado contado algunas parábolas, sanando enfermos y resucitando, días atrás  a la hija del jefe de la sinagoga Jairo. Nos impacto fuertemente porque era una niña y su padre era un pagano. Luego nos reunió a todos y nos mandó a anunciar el reino y sanar a los enfermos.

            Un día, solía hacerlo con frecuencia, el Maestro se levanto temprano para orar. Luego retomamos la marcha de la jornada. Conversábamos en pequeños grupos por el camino y de pronto nos hizo esta pregunta: “La multitud ¿quién dicen que soy yo?”. Nos extrañó porque el Maestro no depende ni toma decisiones basándose en la opinión que tienen de él, sino que actúa siempre con un convencimiento personal interior y profundo. Pero le respondimos con lo que habitualmente escuchamos que opinan de él: “Unos dicen que eres Juan el Bautista, otros dicen que Elías; otros uno de los antiguos profetas que ha resucitado.” Ignorábamos la razón de su interés y de esta encuesta de opinión. Esta pregunta no nos involucraba pero la que hizo a continuación nos obligaba a tomar muy en cuenta lo que contestábamos y nos comprometía la respuesta: “Y ustedes ¿quién dicen que soy yo?”. Había que pararse un momento, hacer un silencio y preguntarse: ¿Por qué estoy aquí? ¿Por qué sigo al Maestro? ¿Por qué estoy en el camino con él? Continuaba el silencio. Nadie dijo nada pero su pregunta daba vuelta en nuestras cabezas. Responder  era seguir caminando con el Maestro y no responderla era tomar nuestras cosas y volver a casa. Todos seguimos con el Maestro. Continuar el paso ya era responder. Tomó la palabra Pedro. Siempre se lanzaba  aunque metía la pata con frecuencia: Pedro dijo: "El Cristo de Dios."

            El Maestro mirando hacia Jerusalén: nos sintetizó su camino y nuestro camino: “El Hijo del hombre - dijo - debe sufrir mucho y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser matado y resucitar al tercer día. Un pequeño credo para el año de la Fe y relato de su pascua: sufrir-morir-resucitar. No lo entendíamos todavía y nadie dijo nada. Con el tiempo, cuando nos mostró resucitado las huellas de los clavos entendimos su camino y nuestro camino. Y si teníamos alguna duda de que también nosotros deberíamos recorrer el mismo camino remachó la explicación con una propuesta: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz de cada día y sígame. Quien quiera salvar su vida, la perderá, pero quien pierda su vida por mi causa, la salvará” Las condiciones están claras y todos entendimos meridianamente lo que nos proponía y pedía: Seguirlo realizando lo que  él hacía. Y esa jornada había sido paradigmática: 1. El Maestro la inició orando. 2. Presentaba su mensaje a la genta para que esta se decidiese ante él. 3. Nos cuestionó a cada uno personalmente a decidirnos  a seguirlo. 4. Sintetizó su credo y  su opción de vida: sufrir-morir-resucitar. 5. Nos desafió a seguirlo.

            Y aquí estamos. ¿Qué decimos?. Y nos pusimos de nuevo en camino. Discípulos misioneros por los nuevos caminos en el tiempo. Por los nuevos caminos de hoy. ¡No se quede sentado a la vera del camino¡. ¡Síguelo¡. Saludos.


                                                                              P. Esteban Merino Gómez, sdb.

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