“Denles de comer”
Jesús acogió y volvió a hablar a la multitud del Reino de Dios… ...una gran multitud llenaba las calles. No se si gritaba mucho o mas bien trataban de avizorar y escuchar al Maestro. Llegaron a las puertas, de un Templo.., de un Ministerio.., de una calle importante,.. y gritaban. Buscaban algo... Querían algo…. Tenían hambre. ¿De qué? ¿Qué buscaban? ¿Qué ansiaban? ¿Qué quería esa multitud?. Los discípulos de Jesús están con Él y ven el comportamiento de la gente. Su discurso era sobre el Reino de Dios. Cuando la gente se dio cuenta que se marchaba, lo siguieron. En los prados de palestina o en muestras calles hoy, la multitud busca, en silencio, con gritos, con una procesión, con una oración, con una marcha…
El lugar es desierto. Lugar de lucha, de exigencia, hasta de penuria. No hay expectativas ni
posibilidades cerca: que vayan a los pueblos y
caseríos de los alrededores en busca de albergue y alimento. Los
medios son pocos. Parece que no hay más que cinco panes y dos pescados. Los
bienes son siempre pocos y las necesidades muchas, nos dicen los economistas. Y
hay ciudadanos que viven en el desierto de la carencia y necesidad. San Lucas
recuerda sus carencias: Tenían necesidad de ser sanados,.. ..busca de albergue y
alimento,.. ….enfermedad, hambre del pan de cada día, del pan del
trabajo, del pan de la cultura, del pan de la sanación, del pan del techo que
los cobije, del pan del Reino, del que está hablando Jesús y por cuya
razón lo siguen.
Denles ustedes de comer. Las palabras de Jesús son
fuertes y desafiantes. Los discípulos recogieron el reto e inmediatamente
evaluaron la posibilidad: No tenemos más que cinco panes y dos pescados.
¿Quién tiene que darles de comer? A no ser que vayamos nosotros a comprar para toda esa gente.
Porque eran alrededor de cinco mil hombres. ¿Estaba en sus manos la
posibilidad de hacerlo? Las multitudes de nuestra sociedad también se reúnen.
Gritan y piden: cultura, pan, casa, mejores posibilidades de vida, mejor
tratamiento sanitario, mejor trato en el trabajo, respeto,.. Tienen hambre;
hambres en muchos aspectos de sus vida cuyas necesidades consideran
insatisfechas. Y los discípulos estamos ahí. Estamos aquí escuchando la
petición de Jesús: Denles de comer. ¿Está en nuestras manos la
posibilidad de hacerlo? Hay que preparar la Mesa. “Una mesa para Chile” que responda las hambres de nuestra sociedad. En ella
tenemos y debemos comprometernos para que se ponga pronto y bien esta Mesa. Que
tengan su silla los más postergados y que no se lleve la mejor, ni más comida,
para unos y se margine a otros. En nuestras sociedades modernas es tarea de los estados responder a las necesidades y
satisfacer los requerimientos justos de
los ciudadanos: alimentación, casa, salud, educación,.. ...calidad de vida. ¿Y
los creyentes, los discípulos de Jesús, quedamos cesantes y liberados de esta
responsabilidad? El mandato de Jesús sigue vigente para nosotros: Denles ustedes de
comer. Y nuestro compromiso con Cristo y con la multitud es luchar
para que la sociedad, de la que formamos parte, ponga la mesa con justicia y
solidaridad, privilegiando a quienes sólo le llegan migajas que caen de la Mesa.
Pero hay un Pan que no podemos dejar
de servir y proporcionar a nuestros conciudadanos, nosotros los discípulos
de Jesús, el Pan del reino, el Pan de Cristo, el Pan de la Eucaristía. Hay un hambre que ni con el estómago lleno se quita, ni la
saciedad de un banquete resuelve: la fe; el sentidlo del camino que recorro; la
esperanza que me anima, la indignación ética de ver que tantos hermanos están
debajo de la mesa con el plato vacío. El pan de Cristo, el
Cuerpo de Cristo, el Corpus Christi, alimento de peregrinos, que se sirve en Comunidad para la vida de
los discípulos. Cristo a quien recibimos, oramos y adoramos. Y, el Papa Francisco, para este domingo a las
11.00 hrs, nos invita a unirnos en adoración frente a Cristo Pan de Vida, para
aprender de Él a ser: mesa, pan y servidores de los hermanos. Saludos.
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