MINUTO DOMINICAL
“Voy a pescar,…vamos también nosotros”
14 de Abril de 2013.
3° Domingo de Pascua. Ciclo Anual
“C” - Evangelio de San Juan 21, 1-14
Lejos de Jerusalén, en el Lago de Galilea,
nos presenta San Juan esta manifestación del Maestro. Han vuelto, al parecer, a
su trabajo y en el mismo contexto en que había llamado a varios de
ellos, mientras pescaban, al lado del lago, el Maestro se hace presente.
El
relato de la pesca milagrosa es muy semejante a aquél del llamado que nos
relata San Lucas (5,4-11). En los dos: los pescadores has estado bregando toda
la noche y no han pescado nada; en ambos casos aceptan la propuesta de Jesús y
por su mandato echan las redes; en los dos las redes se llenan hasta un grado
que deberían romperse y sería casi imposible sacarlas; en los dos las redes no
se rompen; en los dos casos aceptan y nos relatan una pesca absolutamente
sorprendente en la cantidad de peces. San Juan hasta nos da un número 153
pescados.
En los dos relatos la pesca está
unida al llamado y al envío de los discípulos a ser pescadores de hombres (Lc
5, 10) y en San Juan Jesús dice a Pedro: ¡Sígueme¡. La noche ha sido negra, no solamente
por la falta de luz, sino también por la inutilidad del trabajo. Amanece, y la
luz del resucitado trae una esperanza y nueva pesca. Les cuesta reconocerlo. Él
los trata con confianza y cercanía: «Muchachos,
¿no tienen nada que comer?». En la orilla, el Maestro, tenía su propia pesca para
ofrecerles: les dice: «Venid y
comed.» Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: «¿Quién eres tú?»,
sabiendo que era el Señor. Viene entonces Jesús, toma el pan y se lo da; y de
igual modo el pez. La mesa que les ofrece Jesús es el recuerdo de la
Eucaristía, a la que tantas veces hacen recuerdo las pinturas y mosaicos, en
los primeros siglos: El pan y los pescados de la foto del mosaico. San Juan
hace de esta pesca milagrosa un signo de la tarea de pesca de la Iglesia y de
la fortaleza de esta red que tiene que pescar por todo el mundo.
El simbolismo del número 153 es el "triangular"
de 17, o lo que es igual, la suma de la progresión 1+2+3+4+....+17, y viene a
simbolizar la "reconducción" del 17 a la unidad.
Según algunos Padres y teólogos, el número 17 hay que reducirlo a 10+7. Puesto que 10 es la "perfección" y 7 la "universalidad", 17 sería la "perfección universal". La tarea de pescar a todos los hombres y de integrarlos a la Iglesia. Algunos de los primeros cristianos convirtieron la palabra griega para pez, ICTUS, en un acrónimo de "Jesús Cristo, Hijo de Dios, Salvador”. Tertuliano, un teólogo que escribió al inicio del siglo tercero, interpretó esta práctica como un símbolo del bautismo: "Pero nosotros peces pequeños, nombrados así por nuestro gran ICTUS, Jesucristo, nacimos por el agua y sólo si permanecemos en el agua podremos vivir". Somos peces pescados del mundo por medio del Bautismo, que nos saca del agua a una nueva vida en Cristo, en la que somos alimentados por Él mismo en la Eucaristía. Por eso se centra la tara de pescar, de pastoreo, en Pedro, que en este caso acompañado por otros seis, en total siete: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, llamado el Mellizo, Natanael, el de Caná de Galilea, los de Zebedeo y otros dos de sus discípulos, representan a la totalidad de los discípulos en la Iglesia y en la historia y encargados de pescar este innumerable número de “PECES”, para el Señor.
Según algunos Padres y teólogos, el número 17 hay que reducirlo a 10+7. Puesto que 10 es la "perfección" y 7 la "universalidad", 17 sería la "perfección universal". La tarea de pescar a todos los hombres y de integrarlos a la Iglesia. Algunos de los primeros cristianos convirtieron la palabra griega para pez, ICTUS, en un acrónimo de "Jesús Cristo, Hijo de Dios, Salvador”. Tertuliano, un teólogo que escribió al inicio del siglo tercero, interpretó esta práctica como un símbolo del bautismo: "Pero nosotros peces pequeños, nombrados así por nuestro gran ICTUS, Jesucristo, nacimos por el agua y sólo si permanecemos en el agua podremos vivir". Somos peces pescados del mundo por medio del Bautismo, que nos saca del agua a una nueva vida en Cristo, en la que somos alimentados por Él mismo en la Eucaristía. Por eso se centra la tara de pescar, de pastoreo, en Pedro, que en este caso acompañado por otros seis, en total siete: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, llamado el Mellizo, Natanael, el de Caná de Galilea, los de Zebedeo y otros dos de sus discípulos, representan a la totalidad de los discípulos en la Iglesia y en la historia y encargados de pescar este innumerable número de “PECES”, para el Señor.
AÑO
DE A FE, AÑO DE PESCA. La presencia del resucitado, que el principio no
reconocen es la presencia del Maestro, Gran Pescador, Gran Pez, que con su
fuerza de resucitado los envía a la tarea universal de la pesca de Hombres. ¡Voy a
pescar….¡ ¡Vayamos también nosotros¡ Saludos.

No hay comentarios:
Publicar un comentario