MINUTO DOMINICAL
“Buscando a Dios”
06 de Diciembre de 2013. Solemnidad de la Epifanía del Señor - Ciclo Anual “C”
Evangelio de San Mateo 2, 1-12
Puede ser en un microscopio, mirando al cielo, o estudiando la evolución de la especies, las órbitas de los astros, creando un calendario tallado en piedra, o estudiando el origen de la materia y la partícula faltante, que no en vano la han llamado “dios”,… los buscadores enfocan su mirada y su inteligencia en algo más allá, son sensibles, ven signos nuevos y levantan la vista a dimensiones desconocidas, buscando respuestas, sentidos nuevos para caminar.
En el evangelio se habla de tres de ellos: Melchor, Gaspar y Baltasar. Pero tenga en cuenta que ni siquiera sus nombres aparecen en el texto bíblico: unos magos que venían del Oriente se presentaron en Jerusalén. “Magos”, “Reyes”, “Sabios”, “Sacerdotes de Oriente”, “Astrólogos o Astrónomos”,.. conocedores del cielo, estudiosos de los acontecimientos,… sabios en nuestro tiempo y en el suyo. Su origen es indefinido: Oriente, como de Oriente viene También Jesús, como hacia Oriente se dirigen los tempos e iglesias durante muchos siglos, pues Dios viene de Oriente, y así lo aclamamos en una de las antífonas de la Novena de Navidad: ¡Oh luz de oriente, sol de eternos rayos, que entre las tinieblas, tu esplendor veamos¡ ¿Qué lengua hablaban? ¿Qué nacionalidad tenían? ¿Cuál era el color de su piel?. ¿Árabes, asiáticos, europeos, africanos,..? Lo claro es que no son judíos. Y no conocen al Dios de Israel. Y lo buscan, lo encuentran, lo reconocen y lo adoran. Pero no todos los reyes son inteligentes ni todos humildes buscadores. Herodes es un ejemplo. Tan cerca geográficamente y tan lejos en su actitud. Los que vienen de lejos lo aventajan delante de Dios. No hay pueblo, raza, lengua, expresión religiosa que no esté invitada.
Y lo reconocieron: Entraron en la casa; vieron al niño con María su madre y, postrándose, le adoraron; abrieron luego sus cofres y le ofrecieron dones de oro, incienso y mirra. La veneración y el reconocimiento se muestra en los signos que le presentan dignos de quien los recibe: lo contemplan humilde en su pequeñez de hombre, de niño. La mirra le recordará que su vida, hasta la bebida amarga de la cruz, será compartir el camino humano con sus gozos y tristezas. El oro es el reconocimiento al Señor de la Creación. Para quien todo lo ha creado un signo de lo culturalmente más valorado como signo de riqueza y dignidad. El incienso: es el signo de adoración que se ofrece a Dios. San Pedro convierte en incienso la vida y la oración de los creyentes como homenaje al Señor.
Es el día de los buscadores de Dios, sabios, reyes, magos, científicos,… humildes, servidores, santos, discípulos,… Levante la cabeza. Dios se deja encontrar. Saludos.
P. Esteban Merino Gómez, sdb.
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