5/24/2014

MINUTO DOMINICAL

 “La herencia del Maestro”


25 de Mayo de 2014. Domingo 6° de  Pascua-  Ciclo A
 Evangelio de San Juan 14, 15-21
                     
Después que el Maestro vivió la experiencia de su muerte y resurrección y que lo vimos, reiteradamente, resucitado comenzamos a juntarnos los 11 con  la Madre del Maestro e iniciamos una nueva etapa. Nos juntábamos en Jerusalén rememorando lo que habíamos vivido con el Maestro. Recordábamos con frecuencia sus últimas palabras durante la última cena y su larga despedida.
           

Si me amán, guardarán mis mandamientos.  La herencia que nos dejó el Maestro, en esa larga despedida, fue el mandamiento central que nos propuso como distintivo de la comunidad. El que recibe mis mandamientos y los cumple, ése es el que me ama. El criterio de relaciones en la Comunidad y el criterio de vida de los discípulos es esta nueva relación y trato entre nosotros, en la comunidad y con todos. San Pedro pone un ejemplo concreto es estas actitudes: estén  siempre dispuestos para dar una respuesta a quien les pida cuenta  de su esperanza, pero háganlo con sencillez y deferencia, sabiendo que tienen la conciencia limpia. De este modo, si alguien  los acusa, la vergüenza será para aquellos que calumnian la vida  recta de los cristianos. Es mejor sufrir por hacer el bien, si tal es la voluntad  de Dios, que por hacer el mal.   (Cfr. 1 Pe 3, 15-17) El  testimonio del amor concreto y en actitudes prácticas es bien concreto.

            El  Maestro nos sorprendió y nos motivo cuando en su despedida nos dijo que oraría por nosotros: yo rogaré al Padre y Él les dará otro Paráclito, para que esté siempre con ustedes: el Espíritu de la verdad. En ese momento, en la despedida de la última cena, estas palabras nos resultaron incomprensibles y extrañas pues no pensábamos seriamente en la partida del Maestro y cómo nos plantearíamos nuestro camino en su ausencia. Él ya lo había previsto: No los dejaré huérfanos. Y en realidad, después de su partida, nos sentíamos solos en una Jerusalén judía, en un Corinto pagano con su puerto multirracial, en una Roma centro del imperio,… Nos sentíamos solos. Las palabras del Maestro cobraron nueva vida en este nuevo contexto y en la realidad cotidiana de experimentábamos: Aquel día comprenderán que Yo estoy en mi Padre y ustedes en mí y Yo en ustedes.  Ahí descubrimos esta realidad cierta Yo estoy en ustedes. Y por los caminos de Pablo en Asia y el Mediterráneo, de Pedro en Roma, de Felipe en Samaria, de Juan en Turquía y Asia Menor, de Santiago en Jerusalén, de Tomás en India,.. Tú estás con nosotros. En el Finis Terrae del Mundo: Puna Arenas (Chile) con el lema: Deus ab austro veniet (Dios viene desde el sur), hasta Canadá, o desde Isla de Pascua hasta Australia: Yo estoy en ustedes. Yo vivo y también ustedes vivirán.

            Y partió al Padre y su herencia es la que  nos anima en todos los rincones del mundo: al Padre les dará otro Paráclito, para que esté siempre con ustedes: el Espíritu de la verdad. Es el defensor, consolador, animador, maestro, protector, iluminador,… para dar una respuesta a quien les pida cuenta  de su esperanza. Como lo está haciendo este fin de semana el Papa Francisco en Jordania, Palestina e Israel con el lema: ¡Qué sean uno¡ Como se ve en el logo del viaje (en latín y griego) en la foto que hoy acompañamos, a quien nos unimos con nuestra oración.  ¡Que el Espíritu Santo anime en nosotros la herencia del Maestro¡. Saludos



         P. Esteban Merino Gómez, sdb.


     

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