12/14/2013



img_2500_ch[1]MINUTO DOMINICAL
 “Entrevista a Jesús de Nazaret”

img_2500_ch[1]15 de Diciembre de 2013.   Domingo 3°  de Adviento
Ciclo A –  Evangelio de San Mateo 11, 2-11



El Bautista, Juan,  tenía su grupo de seguidores que esperaban la venida del Mesías y para ello trabajan con una espiritualidad de austeridad y, en parte, marginados de lo público, de las autoridades, estaba detenido, y del culto judío. Su ejecución podía  darse en cualquier momento y por ello envía a sus discípulos a entrevistarse con Jesús de Nazaret. No hacía mucho, según Mateo (Cap. 10), que el Maestro había llamado a sus discípulos y los había enviado en una de las primeras salidas misioneras (Cap. 11).  En este contexto los discípulos de Juan se interrogan a quién seguir.

Los entrevistadores no llevan ni cámara, ni micrófonos, ni se han unido varios canales. Pero llevan  claro lo que quieren saber sobre él y lo que deben preguntar:

Discípulo 1: ¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro?»
Jesús  : «Id y contad a Juan lo que oís y veis: 5 los ciegos ven y los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncia a los pobres la Buena Nueva;  ¡y dichoso aquel que no halle escándalo en mí!» La repuesta del Maestro no es evasiva ni pretende cambiar el tema sobre el que se le ha preguntado. Lo que le propone es la verificación de los criterios que los profetas han definido para poder discernir la venida y presencia del Mesías:   Los sordos oirán las palabras de un libro; y, liberados de las tinieblas y la oscuridad, verán los ojos de los ciegos (Is 29, 18-19) 5 Entonces se abrirán los ojos de los ciegos, y los oídos de los sordos se abrirán. Saltará el cojo como un ciervo la lengua del mudo gritará de júbilo, porque en el desierto brotarán corrientes de agua, y torrentes en la estepa  (Is 35, 5-6) Que en este Domingo Tercero de Adviento proclamamos en la Primera Lectura.    Pero revivirán tus muertos, sus cadáveres resucitarán. Despertaos, regocijaos los que yacéis en el polvo; porque rocío de luz es tu rocío, y el país de las sombras dará a luz. (Is 26, 19)    Me ha enviado a llevar la buena nueva a los pobres, a curar los corazones oprimidos, a anunciar la libertad a los cautivos, la liberación a los presos (Is 61, 1) La respuesta de Jesús son sus obras y la construcción de Reino de Dios.

Discípulo 2: Es decir, Tú eres el Mesías esperado por nuestro pueblo?
Jesús  : Sin comentario
El Coordinador de la entrevista, visto que no había más preguntas, le ofreció a palabra al Maestro para su mensaje final. Maestro tienes la palabra.

Jesús  : ¿Qué salieron a ver en el desierto? ¿Una caña agitada por el viento? ¿Qué salieron a ver, si no? ¿Un hombre elegantemente vestido? Miren, los que visten con elegancia están en los palacios de los reyes. Entonces ¿a qué fueron? ¿A ver un profeta? Jesús contrapregunta a sus auditores y televidentes. Pareciera que quiere dejar algo claro. Ni Él ni su primo y amigo Juan el Bautista son un espectáculo, miembros de un reality, de un desfile de modas o de ropa. Ni uno es el que vive en palacios, ni el otro es el que viste ropas andrajosas como quien vive en el desierto y es un espectáculo en sí mismo. Estamos hablando de un profeta que es mensajero de Dios. Deja claro que Dios es otra cosa y que solamente Dios se da a conocer  a quien lo busca sinceramente. E hizo otro comentario.

Jesús  : Sí, les digo, más que un profeta. Este es de quien está escrito: He aquí que yo envío mi mensajero delante de ti, que preparará tu camino por delante de ti.  El Maestro termino su declaración dejando en claro que Juan el Bautista es más que un profeta, grande en el Reino de Dios y pequeño porque sabe frente a quien está. A Cristo que viene hay que esperarlo como el más pequeño para llegar a ser el más grande en el Reino. Saludos.


    
P. Esteban Merino Gómez, sdb.

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