“Tiempo de despertar”
27 de
Noviembre de 2016 – Domingo 1° de Adviento Ciclo “A” – San Mateo
24, 37-44
Iniciamos el nuevo Año Litúrgico de la Iglesia
en su Ciclo “A”. Un nuevo caminar de Adviento preparando la venida del Señor,
en su nacimiento en nuestra historia, recordado en la Solemnidad de Navidad. Es hora de ponerse
en camino. Ustedes saben en qué tiempo vivimos y
que ya es hora de despertarse,… (Rom 13, 11)
Es hora de despertar en la fe.
Nuestra rutina habitual; el final de año que nos acelera; las preocupaciones del
final de curso de los niños; la publicidad de la navidad;… ya es hora de despertarse,… porque la
salvación está ahora más cerca de nosotros que cuando abrazamos la fe. Muchos
cristianos católicos nos dormimos en nuestras tradiciones, nos acomodamos en lo
que habitualmente hacemos, y vamos poco a poco, olvidándonos de nuestra fe,
haciendo algunos gestos rutinarios y apagándonos como vela ya acabada, que no
da más de sí. Nos apagamos y nos dormimos. Ya es hora de
despertarse,… porque la salvación está ahora más cerca de
nosotros que cuando abrazamos la fe.
¿Estamos dormidos como creyentes? El adviento es
siempre una llamada de atención. ¡El Señor viene¡ Se acerca el día. Abandonemos las obras
propias de la noche y vistámonos con la armadura de la luz. La llamada está dirigida a hacer nuestras y vivir
unas nuevas actitudes, porque el Señor viene, porque creo en Él, porque se inicia un nuevo tiempo. Estén preparados. El adviento es
un tiempo de cuenta atrás, de preparación, de esfuerzo para renovar la fe, pues
Dios viene y nace entre nosotros.
Tiempo de desesperar porque nos están robando la
Navidad. La Navidad es nuestra. Es el centro de nuestra fe, lo más distintivo y
significativo: la Encarnación del Hijo de Dios, Dios hecho hombre, Enmanuel:
Dios con nosotros que por este gran intercambio nos hace a nosotros Hijos de
Dios. Esta es un acontecimiento, fiesta de la fe, fiesta de los creyentes, de
los discípulos de Jesús, de sus seguidores. Pero nuestra sociedad, nuestra
cultura, ha hecho de ella una fiesta comercial, una gran publicidad, un gran
negocio. Esa no es nuestra navidad.
Por eso que no nos roben la Navidad. Que la navidad no quede solamente en los regalos, comidas, fiestas, y
se olvide del protagonista de la fiesta: Jesús que nace entre nosotros. Que no nos
roben la Navidad. Qué mejor
que hacer de su Navidad, de la Navidad en familia un momento de fe y alegría;
que prepare y haga sus regalos, que felicite a todos los que ama, pero
especialmente, que comparta, su fe, la fe y la alegría de Jesús que nace entre
nosotros y por eso los regalos, los cantos, la fiesta, las comidas, la dicha.
Todo eso es porque Dios ha nacido entre
nosotros. Por eso mismo, en el Adviento, en la espera, mientras prepara, el
pesebre, el belén, en su casa, hágalo con su familia, con su hijos, converse
sobre los regalos que esperan, comparta sobre las posibilidades de hacer esos
regalos y que no tenga que estar pagándolos medio año en detrimento de otras
necesidades de la familia, por la cruel competencia que estamos generando entre
los niños y los regalos que piden o esperan. . Que no nos roben la Navidad.
Ya es hora de despertarse,… Tiempo de alerta y
preparación espiritual y de renovación de la fe. Encienda su vela en este
adviento en su casa. Comienza la espera. ¡Buen Adviento¡ ¡El Señor viene¡.
Saludos.
P. Esteban Merino Gómez, sdb.

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