6/04/2016

“Levantarse”

“Levantarse”                                                                                                                                05 de junio de 2016 –
                  10° Domingo Ordinario         
Ciclo Dominical “C” –  San Lucas  7, 11-17

Retomamos los domingos del Tiempo Ordinario que habíamos dejado el 7 de febrero, quinto domingo durante el año. Retomamos nuestro evangelista guía de este año que es San Lucas en este 10° Domingo del Ciclo C.
¡Levantarse¡ ¡Lo que cuesta levantarse¡ Cada uno de nosotros podemos recordar lo que nos ha costado levantarnos. Nos cuesta levantarnos, como a la viuda de Naím, de la muerte de un ser querido, de la muerte de un hijo, de la muerte de un familiar o un amigo. Nos cuesta levantarnos de un dolor de muerte, de una gran desaparición, de un corte definitivo en nuestras vidas, de una congoja que nos roe al no lograr entender esta separación definitiva que la muerte nos produce cuando parte alguien que está tan profundamente enraizado en nuestro corazón en nuestra alma. ¡Cuesta levantarse¡

¡Cuesta levantarse¡ Cuando se rompe la vida de pareja, cuando fracasamos en nuestras aspiraciones profesionales, cuando no tenemos  un trabajo digno, o no tenemos trabajo, para responder a una calidad de vida que exige la dignidad humana. ¡Cuesta levantarse¡ Cuando no somos correspondidos en el amor, o vivimos el engaño o la infidelidad, cuando los hijos no responden a las esperanzas en ellos depositadas; ¡Cuesta levantarse¡ cuando los medios materiales y económicos  no son los suficientes por la situación del país, o por las injusticias de su distribución o por el rechazo por la edad, por la condición de la persona, por su origen, raza o nacionalidad. ¡Cuesta levantarse¡ cuando, como migrante, has dejado  tu tierra, o tu región, en busca de nuevos espacios, para desarrollarte humana y  laboralmente. ¡Cuesta levantarse¡

            Pero el Maestro, se acerca a tu vida, a mi vida, a su vida, mientras susurra a la madre de este joven: “No llores”, Y luego poniendo su mano en el  féretro pronuncia la palabra eficaz que da vida: “Joven, Yo te lo ordeno, levántate”. El muerto se incorporó y empezó a hablar. ¡Levántate¡.

            ¡Levantarse¡ Es una palabra, una experiencia de los cristianos y en primer lugar del Maestro, pues  con estas mismas palabras se nos relata la resurrección de Cristo, la resurrección del Maestro: Dios lo levanto de entre los muertos (Hech 13, 30) Por eso Dios lo levantó liberándolo de la atadura de la muerte (Hech  2, 24) Y el Maestro ayuda a levantarse, tiende la mano para levantarse, invita y desafía a levantarse. “Yo te lo ordeno, levántate” Levantarse es resucitar. Cada vez que nos levantamos somos más fieles  a la resurrección de Cristo y a la vez nos encaminamos a nuestra propia resurrección.

Levantarse es volver a llenar la vida de esperanza  a pesar de la muerte. Levantarse es volver a amar a pesar de las infidelidades. Levantarse es volver a  comprometerse a pesar de las caídas. Levantarse es volver a perdonar  a pesar de la ofensa. Levantarse es volver a comenzar a pesar de la caída. Levantarse es volver a empezar la vida nueva que recomienza desde hoy. Levantarse con las palabras del Maestro que esta a tu lado tocando el féretro, tocando la muerte, tocando tus dolores, nuestros dolores y tristezas, y pronunciando el grito de vida de quien también, y primero que nosotros, se ha levantado y ha vencido a la muerte: “Yo te lo ordeno, levántate” Levantarse es el desafío de cada creyente, cada mañana, porque hoy es el día de la resurrección de cada uno. Saludos.

P. Esteban Merino Gómez, sdb


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