3/19/2016

MINUTO DOMINICAL

 “Semana Grande, Semana Santa,    
Semana de la Misericordia”  

                                                   
  20 de Marzo de 2016 –  Domingo de   Ramos  -                                                 
  Ciclo Dominical “C” –  Evangelio de San Lucas 19, 28-40

"¡Bendito el que  viene como Rey en nombre del Señor! ¡Paz en el cielo y gloria en lo más alto de los cielos!" Con este grito de aclamación comienza  el camino de Jesús entrando en Jerusalén y la celebración de la Semana Santa, tiempo central de nuestra fe con el recuerdo de la Pascua de Cristo, el Señor, nuestra Pascua.
En el Año de la Misericordia la Semana Santa es la muestra más palpable del Rostro Misericordioso de Dios: Cristo. Del hombre, humano y tan humano, que su sensibilidad e identificación, con los humanos, con cada ser humano, con cada persona, lo hace transitar por nuestros caminos, no de forma indolora, como nos recuerda el varón de dolores y sufrimientos, el viernes santo, sino con todo el peso de lo humano, tocando nuestra carne, como dice el papa el mensaje de la cuaresma: mediante las obras de misericordia corporales tocamos la carne de Cristo en los hermanos y hermanas que necesitan ser nutridos, vestidos, alojados, visitados,… porque Él, el Maestro, fue el primero que ha tocado nuestra carne, al tomarla y solidarizar con ella hasta la muerte. Jesucristo que  era de condición divina no consideró esta igualdad con Dios como algo que debía guardar celosamente: al contrario, se anonadó a sí mismo tomando la condición de servidor y haciéndose semejante a los hombres. Y en este contacto profundo y definitivo nos ha encaminado para aprender a: reconfortar al fatigado con una palabra de aliento,..para que yo escuche como discípulo,.. ofrecí mi espalda  a los que me golpeaban,  y se hizo siervo, compadeciéndose del que sufre y del destruido.
Misericordia que se hace sacrificio y servicio. Misericordia lavando los pies  a los discípulos, amor fraterno que se identifica con dar de comer al hambriento, dar de beber  al sediento, vestir al desnudo,… y hacerse Pan de Vida para la comunidad de los creyentes, como lo ofrecemos en cada eucaristía y pedimos en el momento del gran ofertorio de la Ofrenda del mismo Cristo: ten misericordia de nosotros y haznos partícipes  de la resurrección por tu ofrenda al Padre.
La Misericordia se convierte en vida regalada a todos en la resurrección. Como ustedes saben, todos nosotros, al ser bautizados en Cristo Jesús, hemos sido sumergidos en su muerte.  Por este bautismo en su muerte fuimos sepultados con Cristo, y así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la Gloria del Padre, así también nosotros empezamos una vida nueva.  La Misericordia es Resurrección y plenifica nuestra vida en Cristo, toma toda cruz humana, todo pecado, todo sufrimiento y en el encuentro con Él, en el perdón, renueva  nuestra historia abriendo un nuevo camino, una nueva oportunidad y nuevo sentido.
Semana Santa, Semana Grande, Semana de Misericordia por ser el tiempo del Misterio Salvador de Cristo, de su gran perdón, de su máxima cercanía a nosotros al tomar todo lo humano y sanarlo  con la Gran Obra de Misericordia que en su propia persona, como Rostro, Cuerpo, Persona y Vida de la Misericordia del Padre que en su cuerpo  muerto y  resucitado, como buen samaritano, nos toma a hombros y nos lleva sacándonos, liberándonos, hacia una nueva esperanza, nueva vida, pascua de nueva existencia  en la fe.
¿Cómo vivir mi Semana Santa, mi Semana de Misericordia del Señor? A lo largo de  toda la cuaresma de Lucas se nos ha invitado insistentemente: ¡Acércate, el acoge y perdona¡ ¡Vive la Misericordia¡ ¡Buena Semana Santa¡¡Cristo l@ espera¡. Saludos.


   P. Esteban Merino Gómez, sdb.

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