5/22/2015



MINUTO DOMINICAL
“¡Nuevo espíritu, nuevo soplo, nuevo fuego¡”

24 de Mayo de 2015. SOLEMNIDAD  DE PENTECOSTÉS.                                                    
Ciclo “C” - Evangelio de San Juan  20, 19-23
¡Nuevos tiempos¡ ¡Estamos en nuevos tiempos¡ Se ha iniciado un nuevo tiempo, como ya percibía la Iglesia hace 50 años al volverse a la sociedad con una mirada y una atención nueva: Los gozos y la esperanzas, las alegrías y tristezas del hombre hoy, son los gozos y las esperanzas de la iglesia (Constitución Pastoral Gaudium et Spes, diciembre 1965), tiempo que comenzó al atardecer del primer día  de la semana cuando los discípulos estaban reunidos con las puertas cerradas por miedo a los judíos, y llegó Jesús, se puso de pie en medio de ellos... . Había resucitado.  Y sopló sobre ellos y les dijo: "Reciban el Espíritu Santo. ¡Comenzaron los tiempos nuevos¡. Un nuevo soplo del Maestro fortaleció su fe; un nuevo soplo de esperanza supero los miedos a su mundo; un nuevo soplo hizo germinar la idea de compartir y comunicar lo que habían visto en el Maestro; un nuevo soplo que llenaba de gozo y alegría, como fruto del Espíritu, y sanaba las tristezas y las angustias, de su mundo y de nuestro mundo, de ayer y hoy, comenzando un camino nuevo. Y era el Primer día de la semana, el día de la resurrección del Maestro, porque  el Espíritu recibido, era y es el Espíritu del Maestro, el Amor del Padre y del Hijo, prometido y donado en la Resurrección de Cristo.
¡Nuevos tiempos¡ Días más días menos. En la fiesta judía de pentecostés, 50 días después de la Pascua, los reunidos en nombre de Cristo, todavía con miedo, la Primera Iglesia una grupo que, poco a poco, iba creciendo, siente que el soplo del Maestro en el día de la resurrección se hace viento fuerte fuego: De repente vino del cielo un ruido, como el de una violenta ráfaga de viento, que llenó toda la casa donde estaban, y aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y fueron posándose sobre cada uno de ellos.  Todos quedaron llenos del Espíritu Santo (Hech 2, 2-4) ¡Nuevo soplo, nuevo fuego, nuevo espíritu¡
Y aprendieron lenguas, compartieron culturas, escucharon voces nuevas de hombres y mujeres diferentes, de otras tierras y de otros mundos. Y supieron hacerse entender y tener eco al proclamar el mensaje  del Maestro: ¿no son todos galileos? ¡Y miren cómo hablan! Cada uno de nosotros les oímos en nuestra propia lengua nativa. ¡Nuevo espíritu, nuevo soplo, nuevo fuego. Y todos les oímos hablar en nuestras  propias lenguas las maravillas de Dios.  Los lejanos se hicieron cercanos, los de otras razas hermanos, los de otros pueblos Iglesia sin fronteras y la multitud una comunidad.
Jesús les volvió a decir: "¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envío a mí, así los envío yo también."   Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: "Reciban el Espíritu Santo”. Y con ese nuevo espíritu, nuevo soplo, nuevo fuego, salieron por el mundo y dieron inicio al gran anuncio que se ha convertido en la misión de la Iglesia, en la Misión Territorial, que en estos tiempos y lugares de la historia y de la geografía es nuestra tarea entre nuestros vecinos en estos tiempos nuevos, respondiendo a  sus esperanzas y angustias, a los caminos nuevos de nuestra sociedad. Y para la misión en nuestra ciudad, para el anuncio en nuestro tiempo necesitamos, con  más  urgencia que nunca, tener nuevamente, de forma renovada y convencida la presencia del Espíritu de Cristo Resucitado, su valentía, su vigor, su capacidad de superar el temor, su fuerza para el martirio, como muchos cristianos lo viven hoy en varios continentes, para tener el valor para anuncio y el empoderamiento y vigor del testimonio. Te pedimos, Señor, la presencia de tu Espíritu Santo, con su fuego y su viento, con sus siete dones, para que nos haga testigos creíbles y entusiastas de tu presencia en la historia, en nuestra historia, y poder así, hacerte visible a los hombres y mujeres de nuestro tiempo. Te lo pedimos por el mismo Cristo tu Hijo, el Maestro, que ha vencido a la muerte y vence las nuevas  dificultades y desafíos de nuestro tiempo. Amén. Saludos en la fiesta de María, la Auxiliadora.
P. Esteban Merino Gómez, sdb.

No hay comentarios: