“¡Buscadores de respuestas ….y
sin internet¡”
SOLEMNIDAD DE LA EPIFANÍA DEL SEÑOR – Ciclo B - Evangelio de Mateo 2, 1-12
¡Muy Feliz año 2015¡ La fiesta
del Nacimiento de Jesús no estaría completa si no rompiera las fronteras de la
aldea de Belén y de la cercana capital de Jerusalén. En cierto modo los judíos
pensaban que Dios, su Dios, era solamente para ellos, para su tierra. Es el
Dios de Israel, Dios de Isaac, Dios de Jacob, de su Pueblo al que llamamos
Pueblo de Dios. Así se consideraban
ellos: Nosotros seremos Tu Pueblo, Tú serás nuestro Dios. No era diferente en
los pueblos circundantes con respecto a sus dioses, su territorio, y cada
dios actuando en sus fronteras.
Aunque Isaías ya vislumbra otra
realidad diferente (Primera lectura), y ve que vienen pueblos de lejanos y
legendarios lugares a Jerusalén a buscar a un Dios que no conocían y por el que
son atraídos. Llegarán de Madián, Efá, Sabá, famosa por su reina, de Cedar, de
Nebayot, de Tarsis, de Arabia, de
Oriente,… Se han roto las fronteras de los dioses encerrados en las fronteras
de los pueblos, de sus tierras, sus idiomas, de sus tribus, clanes y
familias,.. Dios está, invita y abre la puerta
a todos los pueblos. San Mateo retoma esta tradición y los hace llegar a
los pies de un niño, esperado como soberano y adorado como Dios.
Y vienen unos extranjeros: del
lejano Oriente. Llevan riquezas que les amerita ser llamados reyes; llevan
incienso que les confiere el digno honor de ser creyentes en los dioses: solo
para Dios es el incienso; llevan mirra que dignifica la humanidad de quien la
trae y la cercanía humana de aquél a
quien se le ofrece. Y están buscando respuestas. Han visto signos. Y son llamados
sabios, estudiosos de los astros, escrutadores del firmamento, que oran en la
noche y observan las estrellas,… y volvieron sus ojos a las nubes, a la “nube”
diríamos nosotros hoy, y pusieron preguntas en google en internet, y buscaban
respuestas: ¿Hay un Dios para todos los Pueblos? ¿Se ha dignado hacerse
pequeño? ¿Es tan grande que hasta nosotros, reyes, sabios, poderosos, debemos
considerarlo superior a todos cuantos lo buscamos, y nos postrarnos ante Él para adorarlo?
Y se ponen en camino. Dejan su
tierra, sus reinos, sus ejércitos, sus escoltas,… porque este Dios no tiene
fronteras y están seguros que los recibirá. La tradición los llama Melchor, Gaspar,
Baltasar,… uno de Ellos es el Rey Negro, tampoco hay razas o pueblos vetados
para Dios. Entiende todos los idiomas y ha terminado con todas las fronteras. Y
lo encontraron. Y no tenían internet, ni la red, ni google, donde hoy día
buscamos y pensamos encontrar todas las respuestas. Pero habían aprendido a
levantar la vista y a contemplar, a escuchar el silencio de la noche y las voces
de las estrellas, a oír el susurro del viento y la voz de la belleza, a rumiar
con el corazón en paz las palabras sabias,.. y se iluminó una luz, se
manifestó, el Dios Niño, y los astros que salieron de su mano hicieron un vía
con un destello especial de su sabiduría que encandiló su inteligencia e
iluminó su caminó. Muy diferente de la experiencia de Herodes que solo miraba
el suelo, la tierra, su reino y su mundo, y temió que el que venía se lo robara
o saqueara y hasta en su nombre mató a inocentes, para malograr, si podía, su
reinado. Y no pensó nunca ir a dorarlo
sino que mintió para servirse de quienes con sinceridad lo buscaban.
Mirar al cielo no es lo mismo
de poner parabólicas. Mirar al cielo no es lo mismo de conectarse a la red.
Mirar al cielo y tener esperanza en Dios que se manifiesta de nuevo no es
colocar una pregunta en google. Mirar al cielo es saber preguntarse y no
apartar la vista hasta que una estrella brille diferente y haya una vía láctea
de Dios que me sugiera sus caminos. ¡Esta fiesta es para buscadores¡ Quien tenga un reino de Herodes ya seguro, que no se moleste, no
sabrá despegarse y mirar al cielo. Saludos.
P. Esteban Merino Gómez, sdb.

No hay comentarios:
Publicar un comentario