11/15/2014


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“¡Atentos, a trabajar¡”

16 de  Noviembre de  2014. –33° Domingo Ordinario – Ciclo A -  Evangelio de Mateo  25, 14-30
San Mateo, nuestro guía dominical en este año, nos invita a levantar la vista y mirar la meta hacia la que caminamos. Si bien el Domingo pasado celebrábamos la fiesta de la dedicación de la Basílica de Letrán, hecho que ocurrió el 9 de noviembre del año 324, cuando el Papa Silvestre la consagró; el domingo habitual era el 32° y ya nos colocaba en este capítulo  25 de Mateo que habla y prepara la esperanza de los discípulos de Jesús. Este capítulo terminaremos de leerlo el domingo próximo domingo Solemnidad de Cristo Rey y Señor del Universo.
¡Atentos! La lámpara encendida. Sin dejar que se apague o dispuestos a buscar el aceite para volver a encenderla. Era el mensaje del domingo pasado: que no se apague la fe en la espera. Que no se queden sin aceite nuestros recipientes mientras viene, el Señor, el Novio, el Señor de la Comunidad, de la Iglesia de los discípulos. Mientras hacemos la historia con los hombres y mujeres de nuestro tiempo. Hacemos historia, hacemos el camino personal de cada historia personal, que no se agote nuestro aceite.  ¡Atentos¡
Y de las lámparas a los talentos o dones: Un hombre estaba a punto de partir a tierras lejanas, y reunió a sus servidores para  confiarles todas sus pertenencias. Al primero le dio cinco  talentos de oro, a otro le dio dos, y al tercero solamente uno, a cada  cual según su capacidad. Después se marchó. ¿Tienes  uno, dos, o cinco talentos? Con ellos haces tu vida, la vida que está en tu manos, tu camino, tu historia. Y pasan los años, ya van…. Y… Después de mucho tiempo vino el señor,  y acá estoy  con mi vida en mis manos. ¡Atent@¡ Viene el Señor. ¿Cuántos he recibido? ¿Dónde los tengo? ¿Qué estoy haciendo con ellos?. Y en una encuesta sencilla, responda sin pensar: 1. Soy de los diligentes? 2. Soy de los indiferentes? 3. Soy de los enterradores? 4. No quiero nada de Él para que no me exija nada?.  Después de mucho tiempo vino el señor,…   El que había recibido cinco talentos le presentó otros cinco más,…Vino después el que recibió dos, y dijo: "Señor, tú me entregaste dos talentos, pero aquí tienes otros dos más que gané …El patrón le dijo: "Muy bien, servidor bueno y honrado; ya que has sido fiel en lo poco, yo te confiaré mucho más. Como la mujer hacendosa, comprometida, fiel, de los Proverbios (Primera lectura) no entierra los talentos sino que los hace frutos maduros para sí misma y para los demás. ¡Atentos, a trabajar¡ Y su espera, sin lamentarse, es fructífera, solidaria, compartida y esperanzada. Después de mucho tiempo vino el señor, no le angustió la espera, ni se dejó sorprender por el desconocimiento del momento de la vuelta del Señor (Segunda Lectura) ¡Atentos, a  trabajar¡ Y regresó el Señor: ¿Dónde está el enterrador de talentos?. No sabía que decir: tuve miedo y escondí en la tierra tu dinero,… y al enterrar su dinero, enterró su vida. No sacó beneficio ni él ni los demás, no gozo sus dones ni él  ni los demás,…  Pero su patrón le contestó: "¡Servidor malo y perezoso!.. Quítenle, pues, el talento y entréguenselo al que tiene diez. ..Y a ese servidor inútil, échenlo a la oscuridad de afuera: allí será el llorar y el rechinar de dientes." Duras palabras que estamos a tiempo de prepararnos para no escuchar. ¡Atentos, a  trabajar¡. Ahora es tiempo. Saludos. 

    
       
P. Esteban Merino Gómez, sdb.

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