10/18/2014

MINUTO DOMINICAL

“¡Viviendo en la sociedad con fe¡”

19  de Octubre  de  2014.  - 29° Domingo Ordinario – Ciclo  A -   Evangelio de San Mateo 22, 15-21

En el contexto de la aceptación o rechazo de Dios ponen a prueba al Maestro confrontándolo con el poder del Cesar. Los fariseos se movieron para ver juntos el modo de  atrapar a Jesús en sus propias palabras. Está claro que la disyuntiva es Dios o el poder. La religión y los poderes de la sociedad. Mas cuando el poder es invasor, no está con Dios, es extranjero,… Una sociedad teocrática, que adora al emperador y sus símbolos, que es dominada por el imperio  y sus legiones. Una sociedad, que cuando Mateo escribe está presionando, asfixiando y hasta matando a los discípulos de Jesús y que a los judíos les impide expresar su fe de forma libre.

Hoy la mayoría vivimos en sociedades democráticas sin Césares sino con ciudadanos. Hay otras sociedades en las que la expresión de la fe cuesta la vida, y en otras se pretende imponer la fe por la fuerza en nombre de Dios, pecado que cometimos en el pasado los cristianos, creo que hoy día ya no. El César es el poder. Dios, hoy, una opción libre. "Maestro, sabemos que eres honrado y que enseñas con  sinceridad el camino de Dios. No te preocupas por quién te  escucha, ni te dejas influenciar por nadie.  Danos, pues, tu parecer: …¿Está contra la Ley pagar el impuesto al César? .¿Debemos pagarlo o no?" La pregunta surge desde el profundo rechazo judío del poder del César que está coartando su expresión de fe en el Dios de Israel. El Maestro entiende de inmediato el contenido y hasta el sentimiento que lleva la pregunta.  Jesús les replicó: "Devuelvan, pues, al César las cosas del César, y a Dios lo que corresponde a Dios.". Está clara la separación de la fe, la religión y el poder.

En nuestros días la mayoría de las sociedades van por otros rumbos. Son los ciudadanos quienes deben, debemos, darnos una autoridad, que no es un César, quienes debemos elegirla, ratificarla o rechazarla, tiempo de después según su gestión y gobierno. No es un César, no puede serlo y no debe gobernar como tal. Y tampoco nuestra propuesta de fe, puede ser impelida bajo coacción o presión de ninguna especie. Hoy muchos gobernantes, se confiesan y están al margen de la religión y de la fe. Pero aunque ellos pueden estar, y hasta podría ser aconsejable que estén al margen, siembre que no sean antí-fe, porque las autoridades son para todos los ciudadanos y no podrán nunca oponerse en razón de una confesión a la que el mismo estado dice que ni profesa ni se opone. Hoy la fe está en los ciudadanos y las expresiones, organizaciones y comunidades en las que los fieles se congreguen y quieran expresar su fe. El gobernante no puede ser César que se crea dios y se oponga indebidamente a las expresiones creyentes de sus conciudadanos. Hoy día vivimos en una sociedad plural y en ella expresamos y vivimos la fe. No buscamos una teocracia ni rechazamos otras expresiones religiosas. Queremos y debemos vivir la fe como ciudadanos en la ciudad e historia que nos toca vivir. En ella, y a ella llevamos a Dios, al Maestro cuya opción vivimos. En esa sociedad estamos de pie, con nuestros valores, esperanzas y opciones. Como ciudadanos, como autoridades, como empresarios, como trabajadores, como empleados, como ministros, como religiosos, como,… a la ciudad llevamos nuestro sentido de comunidad solidaria que privilegia a los más pobres e invita a quien tiene bienes materiales, culturales, sociales,.. a compartirlos e ir aportando a la construcción, en la tierra, con perspectivas del más allá del Reino de Dios.  Viviendo en sociedad con Dios y con fe. Dando a  Dios todo lo que nos ha dado y dando a  la sociedad a Dios que siempre se nos da. Pagando los impuestos y pidiendo que los beneficios que la sociedad da o debería dar a los más pobres, pues parte de la sociedad son y comparten o deberían compartir el destino universal de los bienes. 

En este Domingo Universal de las Misiones presentes en nuestro mundo, en todos los continentes, en nuestra sociedad, con la alegría  del Evangelio que llena el corazón  y la vida  entera de los que nos hemos encontrado con Cristo. Viviendo en la sociedad con fe. Saludos.


         P. Esteban Merino Gómez, sdb.



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