“Les dejo…”
05 de
Mayo de 2013. 6° Domingo de Pascua. Ciclo Anual “C” -
Evangelio de San Juan 14, 23-29
Jesús
se está despidiendo: ya no
estaré mucho tiempo con ustedes. Ya el domingo pasado estábamos sentados
a la Mesa con
Jesús y compartíamos sus últimas palabras. Deja tres consignas y una promesa.
1.
El que me ama será fiel a mis palabras,.. Si me amaran, se
alegrarán de que vuelva al Padre,.. En su despedida el Mandamiento del
amor es su recuerdo y propuesta fundamental que siempre sigue siendo un
desafío. La fidelidad a sus palabras es nuestra FE.
2.
Y
la palabra que ustedes oyeron no es mía, sino del Padre que me ha enviado: su palaba es su
vida. Sus hechos y dichos que se convierte en EVANGELIO, EN BUENA NUEVA, y
luego en un libro que se ha hecho letra de todos los idiomas del mundo. Que
seguimos leyendo como testamento vital que genera encuentros, que cambia vidas
y propone desafíos de nuevas opciones de vida.
3.
Les dejo la paz,
les doy mi paz, pero no como la da el mundo. Fue su saludo de Resucitado: Schalom. ¡No
se inquieten ni teman¡ Está pensando en nuestros tiempos; en los
momentos en Él ya no esté. En las comunidades, en los desafíos, en los lugares
alejados, en los quiebres, en los desafíos, en las desesperanzas, en los
fracasos, en las frustraciones, en las deserciones,… Schalom. Originalmente significa concluir, completar, reconciliar, equilibrar. No
solamente es un estado sin guerra, sino también expresa la bendición, perfecta
armonía y verdadera paz. Por eso el Maestro nos la desea: porque es Él mismo
que sigue con nosotros y Él es nuestra Paz.
Y
una promesa: Pero el Paráclito,
el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, os lo enseñará todo y os
recordará todo lo que yo os he dicho. Me voy y volveré a ustedes. Sólo cuando ya había resucitado
entendieron el realismo de sus palabras y su vuelta al Padre. Esta primera
despedida, que les da miedo, temor, que no comprenden, es una huida por parte
de ellos, y una muerte incomprendida del Maestro,… es iluminada por la despedida
del Resucitado, cuya presencia hace nacer la fe, y que los envía a todo el mundo a anunciar el
Evangelio, pero ya con la presencia del Espíritu Santo, que es recuerdo del
mensaje y fuerza para anunciarlo.
Me voy…. pero les dejo… El mandato nuevo.
Les dejo mis Palabras de vida. Les dejo
mi Paz. El Espíritu Santo le enseñará
todo. Saludos.
P. Esteban Merino Gómez, sdb.
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