“Amor y Gloria”
28 de
Abril de 2013. 5° Domingo de Pascua. Ciclo Anual “C” -
Evangelio de San Juan 13, 31-35
Teniendo
el conocimiento y el encuentro con Cristo resucitado de los discípulos después
de su resurrección, entendemos mejor este largo discurso de la despedida de
Jesús antes de su pasión y muerte, en el Evangelio de San Juan, y el asombro e
ignorancia de los discípulos. Este relato se escribe cuando la comunidad está
segura de la resurrección y de la presencia del Maestro y despierta en ellos
una comprensión nueva de lo escuchado y lo vivido antes de su pasión y muerte.
Jesús se está despidiendo: ya no
estaré mucho tiempo con ustedes. Por eso la pregunta de
Pedro, unos versículos después: Simón
Pedro le preguntó: "Señor, ¿adónde vas?" …"Señor, ¿por qué no
puedo seguirte ahora?. Y el clima de
despedida que se percibe hasta en las palabras de cercanía y cariño del
Maestro: Hijos míos (hijitos:
Teknia-Teknos: niños pequeños), lenguaje cargado de cariño, de
cercanía de trato y de sentimiento por la partida.
Pero el relato comienza en tercera
persona: «Ahora
ha sido glorificado el Hijo del hombre y Dios ha sido glorificado en él. Si Dios ha sido glorificado en él, Dios
también le glorificará en sí mismo y le glorificará pronto. El Hijo del hombre es un título cristológico que
Jesús utiliza para hablar de su partida y de la interpretación y significado de
su pasión y muerte como su hora o momento definitivo que da significado a toda
su acción. Su
gloria. Es el momento de la
cruz que coincide con la glorificación. Este último término en el Evangelio
de Juan: glorificación,
(repetido 4 veces) coincide con
la manifestación, o revelación. Por consiguiente la cruz de Jesús es la «hora»
de la máxima epifanía o manifestación de la verdad. Hay que excluir todo
significado sobre el ser glorificado que pueda hacer pensar en algo relativo al
«honor», o al «triunfalismo». Es la culminación de su “paso” (pascua), que es
su gloria porque es su misión.
Y la Gloria, se expresa en el servicio del amor, cumbre
de su pascua. En el v.33 notamos un cambio en el discurso de despedida de Jesús, no se usa más la
tercera persona, sino que hay un «tú» a quien el Maestro dirige su palabra.
Este «tú» se expresa al plural y con cariño: «hijitos». Y como recuerdo, como
gran testamento les deja una tarea: Les
doy un mandamiento nuevo: ámense los unos a los otros. Así como Yo los he
amado, ámense también ustedes los unos a los otros. Su gloria ha
sido la entrega de su vida. Su gran proyecto de entrega de su vida que ha sido
la razón de su existencia. Y nos entrega
el Mandato del Amor. ¿Es nuevo el Mandamiento? ¿Es sólo un sentimiento? ¿Es una
tarea solamente entre los miembros de la comunidad o del grupo? ¿Es una
tare universal por el mera razón de ser
persona?.
El Agape cristiano es una de las grandes novedades
del maestro. Es nuevo. No excluye a nadie. No es un mero sentimiento
sino un compromiso, no es sólo para quien me es agradable; no tiene
exclusiones y, sobre todo, es una tarea
o voluntad de amar a quien no me es tan
agradable o placentero convivir con él.
Es lo característico del amor cristiano: no es un un mero afecto de
amistad o de amor de pareja o erótico, es una voluntad de estar disponible para
el otro, de perdón, de aceptación y de servicio, sin esperar recompensa o la
reciprocidad de lo realizado.
Sera el distintivo: En esto conocerán que ustedes son
discípulos míos: si se aman los unos a los otros. Y sigue siendo un desafío para los
discípulos de Jesús en todos los contextos y situaciones de la historia. Hoy
sigue siendo actual. Como el Maestro la gloria de la entrega y el amor
distintivo de los resucitados. Saludos.
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