MINUTO DOMINICAL
“ LO MÁS IMPORTANTE ”
04 de Noviembre de 2012. Domingo 31° del Tiempo Ordinario – Ciclo Anual “B”
Evangelio de San Marcos 12, 28-34
Nos acercamos a Jerusalén. Jericó esta a poco más de 30 kilómetros de la ciudad santa. Claro que caminando, y teniendo en cuenta que el maestro va escuchando y anunciando el mensaje por el camino a la gente, vamos muy lentos. El pasado Domingo leíamos a Marcos en el final de su capítulo 10. Damos un salto y hoy pasamos casi al final del capítulo 12. Pero han pasado muchas cosas. Entramos en la ciudad. “Cuando ya estaban cerca de Jerusalén…”(Mc 11, 1), y sucedió algo maravilloso, lo recibieron como Mesías y todas las autoridades se escandalizaron y lo amenazaron de muerte. Visitamos a Lázaro y sus hermanas en Betania, muy amigos del Maestro. En la ciudad comenzaron las dificultades para el Maestro: entra en el templo denunciando su mal uso por los judíos y discute continuamente con ellos en los atrios del templo: sobre la resurrección, su autoridad como maestro, y comenta una parábola que los ofende y “quisieron entonces arrestar a Jesús, porque sabían que había usado esta parábola contra ellos. “(Mc 12,12). El enfrentamiento con los fariseos, saduceos y autoridades se nota en el ambiente. Le hacen varias preguntas, sobre los impuestos a Roma, sobre la resurrección,.. y un docto maestro, sobre el mandamiento más importante: Se acercó uno de los escribas que les había oído y, viendo que les había respondido muy bien, le preguntó: «¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?»
Estábamos en los patios aledaños al templo, lugar en el que transitaban los maestros, los fariseos y saduceos, y donde se discutían las opiniones de las escuelas fariseas. La pregunta se supone sabida por todos los judíos. También debe saberla Jesús. Solamente quieren saber su opinión y entrar en una discusión con Él. Jesús les contesta con la oración que cada día recita todo buen judío: SHEMÁ ISRAEL, ADONAI ELOÉINU, ADONAI EJAD (ESCUCHA ISRAEL, ADONAI, NUESTRO DIOS, ADONAI ES ÚNICO). AMA A TU DIOS CON TODO TU CORAZÓN, CON TODO TU SER, Y CON TODAS TUS FUERZAS. Todos lo oraban continuamente. Y añade El segundo es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No existe otro mandamiento mayor que éstos.» El escriba no tuvo más remedio que felicitar la acertada respuesta de Jesús.
Nos suele pasar lo mismo. Lo conocemos de memoria. Sabemos los mandamientos y hasta nos gloriamos de ello. Se resumen en “Dos”. Fácil. Pero como a los hombres y mujeres de su tiempo, siendo bautizados, discípulos, católicos de años,… quedamos en palabras y no lo vivimos: con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y el amor que decimos tener a Dios no se hace efectivo a los prójimos “como a nosotros mismos”. Este empeño exige una opción decidida y un compromiso fuerte. Solo de esa manera, vivido con “el corazón”, “con el alma”, “con todas las fuerzas” podrá verse en su compromiso efectivo y no será una contradicción las palabras que sabemos, que decimos, que oramos, y las actitudes, acción y compromisos diarios que se ven y nos definen.
Lo importante, lo más importante, es que nuestra vida diga, verdaderamente, estos dos mandamientos unidos en UNO: lo que CREO es VIDA con mis cercanos, con mi prójimo. Nos lo han recordado los obispos y el papa en el reciente Sínodo: “Cada uno debe dar un testimonio insustituible para que el Evangelio pueda cruzarse con la existencia de tantas personas”. (Mensaje final al Pueblo de Dios, n. 3). Dios los bendiga.
Lo importante, lo más importante, es que nuestra vida diga, verdaderamente, estos dos mandamientos unidos en UNO: lo que CREO es VIDA con mis cercanos, con mi prójimo. Nos lo han recordado los obispos y el papa en el reciente Sínodo: “Cada uno debe dar un testimonio insustituible para que el Evangelio pueda cruzarse con la existencia de tantas personas”. (Mensaje final al Pueblo de Dios, n. 3). Dios los bendiga.
P. Esteban Merino Gómez, sdb.
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