11/16/2012

MINUTO DOMINICAL
“ Eclipse”

18 de Noviembre de 2012. Domingo 3° del Tiempo  Ordinario –  Ciclo Anual “B”   
Evangelio de San  Marcos   13, 24-32

     Salimos del Templo. Nos admiramos de su grandeza. El Maestro nos impacta con su comentario: de esto no quedará nada (Cfr. Mc 13, 2) Al recordarlo el año 80 en Antioquía, meditamos si se referiría a la de destrucción del Templo por el Emperador Tito en el año 70 o al fin del mundo. Hay en el ambiente una gran sensibilidad por el final de los tiempos y por la venida del Señor que es fervientemente esperada por el pueblo judío y por las primeras comunidades cristianas, no con temor sino con gran esperanza. Mateo. Marcos y Lucas nos testimonian esta espera en sus capítulos previos a los relatos de la Pasión.

            El Maestro opina también sobre este tema: “Por esos días, después de aquella tribulación, el sol se oscurecerá” Todos exclamamos: es sol se oscurecerá: ¡el eclipse de sol de esta semana¡ Han vaticinado, hace tiempo, fechas para el fin del mundo, que por cierto han fallado desde el 1918, el 2000, etc. La última es propugnada para el próximo diciembre. Puede que ni matemáticamente sea la fecha si en la traslación u homologación de calendarios se han olvidado del inicio de nuestra era (4 a 6 años antes de lo que indica nuestro calendario) y los 10 días perdidos en el año 1582 al asumir el calendario gregoriano.

            Como a nosotros a los contemporáneos de Jesús les preocupaba el fin del mundo. En un lenguaje cataclísmico nos lo relatan: el sol se oscurecerá, la luna no dará su resplandor, las estrellas irán cayendo del cielo, y las fuerzas que están en los cielos serán sacudidas. Pero el acontecimiento central no es el fin del mundo sino la venia del Señor. Sin duda nuestro mundo no es infinito, no durará para siempre, sino que tendrá su fin como todo lo material y finito. Pero la historia de este mundo es, para los creyentes, el espacio en el que podemos escudriñar y vivir los caminos de Dios. A eso se refiere la comparación de la higuera: “De la higuera aprendan esta parábola: cuando ya sus ramas están tiernas y brotan las hojas, saben que el verano está cerca.  Así también ustedes, cuando vean que sucede esto, sepan que Él está cerca, a las puertas”. Del eclipse, de lo que pasa a nuestro alrededor, de la historia que vivimos, debemos aprender a ver su paso, que ÉL viene, el paso de Dios.
           
            ¿Pero Maestro, eso será catastrófico?: No, la venida del Señor no es una catástrofe. Es un encuentro. Entonces enviará a los ángeles y reunirá de los cuatro vientos a sus elegidos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo. El encuentro de los discípulos, de los “elegidos” lo prepara el mismo Señor. Será una liberación y fiesta, como nos dice el profeta: En aquel tiempo, será liberado tu pueblo…. Los hombres prudentes resplandecerán como el resplandor del firmamento, y los que hayan enseñado a muchos la justicia brillarán como las estrellas, por los siglos de los siglos. (Dan 12, 1-3). El eclipse, la oscuridad, el ocultamiento de los hombres y mujeres brillantes,luminosos, prudentes, justos, estrellas refulgentes que brillan como discípulos fieles,… ...eso es lo que estamos viviendo, ese es el eclipse que estamos padeciendo. ¡Los discípulos no brillamos¡ ¡Los discípulos no iluminamos¡ Es el gran eclipse de nuestra fe. Que en alguno de nosotros es eclipse total. Oscuridad total.
           
            Seguimos conversando y le preguntamos:¿Cuándo será el fin del mundo?. El Maestro piensa un momento y con gran calma nos responde: De aquel día y hora, nadie sabe nada, ni los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre. No es una respuesta evasiva. No te rompas la cabeza con cálculos o predicciones sobre el cuándo. ¡No vivas en eclipse o en oscuridad¡ Dios vendrá a nuestro encuentro cuando su designio lo determine. ¡Que no te encuentre en la oscuridad, como discípulo sin luz, eclipsado¡. Saludos.



P. Esteban Merino Gómez, sdb.

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