“Manos a la obra”
16
de Enero de 2014. Domingo 3° Durante
el Año - Ciclo A – Evangelio
de San Mateo 4, 12-23
“El Santo Mateo”, como se lee en el
ícono, es quien nos guía este año con su evangelio en la lectura dominical de
este ciclo litúrgico ”A”, entre el año 70-80,
para cristianos de origen judío, en Antioquía o Siria, escribe La experiencia
de Jesús. Relatada la infancia de Jesús, la aparición del Bautista y el
Bautismo de Jesús, es el momento de poner manos a la obra. El momento social lo
estimula: Cuando
oyó que Juan había sido entregado, se retiró a Galilea. Y
dejando Nazaret, vino a residir en Cafarnaún… …Desde entonces comenzó Jesús a
predicar… El objetivo de su
acción está claro: «Convertíos, porque el Reino de los Cielos ha llegado.» y
cumple lo que para San Mateo ha sido profetizado: para que se cumpliera lo dicho por el profeta
Isaías.
Para su empresa llama e involucra,
inmediatamente, a sus colaboradores. Su empresa no es individual ni
individualista e involucra otros actores que tienen que dar su respuesta
personal: Caminando
por la ribera del mar de Galilea vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y su
hermano Andrés, echando la red en el mar, pues eran pescadores,.. Sus elegidos para esta empresa son
“pescadores”, gente de la tierra, con su tarea y profesión, con sus familias y
preocupaciones cotidianas, que viven al lado del Mar de Galilea y en la ciudad
de Cafarnaúm y sus alrededores, done el Maestro, tal vez en casa de Pedro,
parece fijar su residencia e iniciar su misión.
Y los invita directamente y sin rodeos: «Síganme, y yo los haré pescadores de
hombres.» La respuesta es inmediata y directa. Hasta
sorprendentemente rápida y descuidada, abandonando sus casas y sus planes de vida
para iniciar el nuevo proyecto, nueva empresa, para su vida. Jesús, manos a la
obra, elige sus operarios, sus trabajadores,… Y ellos al instante, dejando las redes, le
siguieron.
No lo resolvió todo en un instante.
Debió hacer más de un llamado: Caminando adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago el de
Zebedeo y su hermano Juan, que estaban en la barca con su padre Zebedeo
arreglando sus redes; y los llamó. Y ellos al instante, dejando la barca y a su
padre, le siguieron. Más tarde llamará al mismo Mateo (9, 9) porque
no sobra nadie en la empresa del evangelio.
Manos a la obra. El mismo Jesús da ejemplo: Recorría Jesús toda Galilea, enseñando en sus sinagogas,
proclamando la Buena Nueva del Reino y curando toda enfermedad y toda dolencia
en el pueblo. Y tenemos que ponernos hoy: manos a la obra. Recorrer las
ciudades, los tiempos, los medios modernos, las sociedades, las poblaciones,
las casas, las parroquias, las comunidades, los jóvenes, los que están en la
frontera, los niños, los postergados, …realizando las acciones que el Maestro
convierte en distintivo y paradigma o norma de acción de sus discípulos:
enseñando, curando y sanando heridas, anunciando la alegría de la Buena Nueva, la
nueva realidad del Reino en la que Dios está presente. En este tiempo de Misión
Territorial: una iglesia que escucha, como Jesús, una Iglesia que sirve, como
Jesús, una iglesia que anuncia como Jesús.
Manos
a la obra. Es Tiempo de
Misión. Saludos.
P. Esteban
Merino Gómez, sdb.
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