“A Él sea la gloria y el poder.., ..el testigo
de la verdad” 22 de
Noviembre de 2015 –Domingo –SOLEMNIDAD DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, REY DEL
UNIVERSO- “B” – Evangelio de
San Juan 18, 33-37
Estamos
celebrando la Solemnidad de Cristo Rey en el último domingo del año litúrgico
de este ciclo dominical “B”. La Fiesta de hoy resume el misterio de Cristo, que
es el centro de nuestra fe y que da forma y contenido a todo el recorrido del
año litúrgico: su nacimiento con el Adviento que lo prepara, su Pascua y don el
Espíritu Santo con el tiempo de conversión cuaresmal, y cada Domingo durante el
año, como Pascua Semanal que eso recuerda “el primer día de la semana”, el día
de la Resurrección, el Domingo. La Fiesta de Cristo, El Señor, finaliza y
resume este recorrido anual de profesión y celebración de nuestra fe.
Rendimos
nuestra alabanza en cada celebración y liturgia: al Hijo de hombre, al nacido
entre nosotros, como Enmanuel (Dios con nosotros). A Él
se le dio el poder, la gloria y la realeza, y todos los pueblos,
naciones y lenguas lo sirvieron. (Primera Lectura), verdadero hombre, a Jesucristo (Dios que
salva) Cristo
Jesús, el testigo fiel, el primer nacido de entre los muertos, el rey de los
reyes de la tierra. El nos ama y por su
sangre nos ha purificado de nuestros pecados, haciendo de nosotros un reino y
una raza de sacerdotes de Dios, su Padre. A él la gloria y el poder por los
siglos de los siglos. Amén. El Señor a quien alabamos el Alfa y la
Omega, dice el Señor Dios, Aquel que Es, que era y que ha de venir, el
Todopoderoso.
Jesús,
hombre verdadero, que se enfrenta al poder temporal y humano. El Maestro ha
hecho de su vida la donación en el servicio y de su realeza la humildad del
siervo compareciendo ante Pilatos, como el culpable, siendo Él, El Señor. La coherencia
de vida y la fidelidad a sí mismo, a la dedicación que de su vida ha hecho, lo
lleva a la donación total haciendo efectiva su realeza en la aceptación de la
condena que los poderes humanos le infligen, aunque ha sido, mucho antes,
asumida como la razón de su existencia y su proyecto de vida, humana y divina. Con
un recuerdo de María en este mes a ella dedicado (Mes de María en Chile), en el
epígrafe de la foto de Cristo Señor (Stella parit solem, rosa florem, forma
decorem: La estrella ha dado a luz al sol, la rosa a la flor, la forma al
esplendor)
"Tú lo has
dicho: yo soy Rey. Yo doy testimonio de la verdad, y para esto he nacido y he
venido al mundo”. Asume su realeza y señorío, pero especifica a qué
está destinado y dirigido: al servicio de la verdad; al anuncio de la Buena
Noticia, del Evangelio, como testigo fiel, ratificando su enseñanza con la
entrega de su vida.
Las
últimas palabras del maestro en respuesta
a la pregunta de Herodes, nos
involucran a todos los discípulos: Todo el que está del lado de la verdad escucha mi voz. Si queremos estar en la verdad, seguir al
Maestro, se nos pide escuchar su palabra y ratificarla con el testimonio de
vida, como criterio de estar y vivir
en la verdad.
¿Soy
testigo de la verdad?. Mi alabanza y mi vida lo ratifican o lo desmienten. Saludos.

P. Esteban Merino
Gómez, sdb.
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