MINUTO
DOMINICAL
“¡EL BUEN PASTOR .. y
nosotros¡”
25 de Abril
de 2015. Cuarto Domingo de Pascua. Domingo del Buen Pastor. Ciclo “B”. Evangelio de San Juan 10, 11-18
Domingo con nombre propio: DOMINGO DEL BUEN PASTOR. Y con intención
propia de oración: buenos pastores a ejemplo de Cristo, con olor a oveja y
cercanía con sus fieles, el pueblo de Dios.
Las imágenes de la Puerta y del Pastor, que es quien invita a entrar al
redil, aprisco o lugar de recogida de las ovejas, es lo que hoy nos recuerda el evangelio de san
Juan. Este pastor se opone al asalariado, al
que no es pastor de las ovejas. Conoce la voz de cada una de sus ovejas,
de cada uno de los miembros de su comunidad. A su vez, hay otras ovejas que
todavía no han entrado y deben ser conducidas a este corral. Él es, a su vez,
la puerta por la que todos y cada debe pasar y es Él mismo quien abre la puerta,
pues aunque solamente faltara la oveja perdida, no estaría completo el rebaño.
Es un rasgo de nuestra cultura actual la desconfianza, el recelo, la
sospecha, de nuestras autoridades, de nuestros jefes, de nuestros gobernantes,
de nuestros políticos, de nuestros empresarios, de… de nuestros pastores. Para
no pocos es una sospecha fundada apoyada en las actitudes y acciones de quienes
nos dirigen, van delante, nos guían o pretenden guiarnos apoyados en autoridad
huma, intelectual, técnica, o hasta autoridad divina, aunque dejan en nuestra
sociedad, en el mundo, la duda de su calidad o verdadera maestría, buen hacer y
hasta sabia prudencia en las decisiones tomadas. La crítica, la censura, el
rechazo hace que nos sintamos como ovejas sin pastor y que nos revelemos a
cualquier yugo o exigencia que cualquier guía nos ponga o proponga.
Por eso hay que buscar y quilatara a todo líder que se nos presente con
las aspiraciones de maestro. El Maestro Jesús se coloca a sí mismo, con tajantes
y precisas expresiones delante de quien
quiera oírlo: YO
SOY EL BUEN PASTOR. YO SOY LA PUERTA. YO
CONOZCOA A MIS OVEJAS Y ELLAS ME
CONOCEN. YO DOY LA VIDA POR MIS OVEJAS.
Contrapone su estilo de presencia y pastoreo al
modo de actuar del: asalariado, del que nos es pastor, de aquél de quien
no es el rebaño, del salteador, del
extraño (Jn 10, 1),… En uno hay calidad, en el Maestro, con mayúscula, en los
otros aprovechamiento, negocio, usura, utilización, en nombre de razones
humanas o religiosas,.. Y por eso no son creíbles y no son escuchados.
YO SOY EL BUEN PASTOR. En la Iglesia, en la
comunidad de los creyentes de los discípulos del Maestro Jesús, nadie le quita
ser el Buen Pastor. Nadie lo sustituye ni puede sustituirlo; nadie ocupa su lugar y su función. Él sigue siendo siempre y lo será
para siempre: EL BUEN PASTOR. Su calidad, su bondad y su exclusiva tarea de
pastoreo sigue siendo el centro de toda la vida cristina: para quienes somos,
ovejas, o pastores colaboradores, laicos o ministros, obispos, presbíteros,
diáconos, religiosos o laicos. Y para toda persona de buena voluntad, que
desapasionadamente, se evalúe juzgue la
calidad de sus acciones y las
intenciones de sus proyectos y propuestas.
YO SOY EL BUEN PASTOR. Y nosotros
buscadores necesitados de guías seguros.
Ovejas, en ocasiones perdidas. Espero que no salteadores o antipastores, que
utilicemos o manipulemos. Aún peor sería, ser deliberadamente ladrones del
rebaño del Maestro. Y me refiero aquí a todos los creyentes, indiferentemente
del ministerio o servicio que tengamos en la comunidad. ÉL, EL BUEN PASTOR… nosotros,
ovejas perdidas, asalariados o servidores en la pastoral, en la Iglesia,… muy
lejanos en nuestras actitudes a las del Buen Pastor.
Pidamos que envíe buenos pastores a su Iglesia, laicos, presbíteros, que
se asemejen y vivan el modelo y la calidad del Maestro. Saludos.
P. Esteban Merino Gómez, sdb.
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