MINUTO
DOMINICAL
“¡Mírenlo a Él”
15 de Marzo
de 2015. Cuarto Domingo de Cuaresma. Ciclo “C” - Evangelio de San Juan 3, 14-21
Estamos a mitad de camino. Cuarto domingo de Cuaresma. Nicodemo tiene
una larga conversación con el Maestro. Ha ido de noche a visitar a Jesús y
conversan largo rato sobre su fe. Este maestro, llamado Nicodemo, es sincero y
busca de verdad de Dios. El Maestro Jesús invita a nacer de nuevo. El ejemplo
que pone Jesús, recordando a Moisés, nos lo presenta ya colgado en la Cruz
donde es relevante y obvia su presencia y hacia quien se puede volver la vista
para mirarlo y seguirlo. Así como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que
ser levantado el Hijo del hombre. El paralelo es el
signo de Moisés que sana a los mordidos
por las serpientes, y el Hijo del Hombre que es levantado en la Cruz. Todo ello
porque Dios amó
tanto al mundo que entregó a su Hijo único para que todo el que crean en él
tenga Vida Eterna. El signo de Moisés es salvador, el Maestro, en su
muerte y resurrección, es salvación de Dios para el mundo.
Cristo levando en la
Cruz es la luz levantada y puesta como oferta salvadora y luz para el camino.
Luz que recogeremos el sábado santo para llevarla para nuestro camino diario.
Pero hay que recoger la luz, cuidarla y llevarla levantada para que sea capaz
de iluminar. Es una luz crítica, capaz de cuestionar, juzgar, hacernos
discernir sobre nuestras actitudes de vida: la luz vino al mundo…Todo el que obra el mal
odia la luz y no se acerca a ella, por temor de que sus obras sean descubiertas.
Creer, llevar la luz es vivir de forma nos dejemos juzgar por esa luz que es el
Maestro, elevado en la cruz y resucitado. Somos hijos de la luz, de la conducta
juzgada e iluminada por las enseñanzas
del Maestro. El
que obra conforme a la verdad se acerca a la luz. La cercanía a la
luz, a la cruz del Maestro, nos ilumina para discernir nuestro actuar de forma
clara e iluminada.
Por eso este domingo, recordando los dos años de pontificado del Papa
Francisco y también quiero recordar la frase de Santo Juan Pablo II dicha a los
jóvenes en Chile, el Jueves 02 de Abril de 1987: Mírenlo a Él. Decía el Papa
Juan Pablo II: No tengan miedo de mirarlo Él. ¿Quién es?
Mírenlo a Él. ¿Qué ven? ¿Es sólo un hombre
sabio? ¡No! ¡Es más que eso! ¿Es un Profeta? ¡Sí! ¡Pero es más aún! ¿Es un
reformador social? ¡Mucho más que un reformador, mucho más! Miren al Señor con
ojos atentos y descubrirán en El rostro mismo de Dios. Jesús es la Palabra que
Dios tenía que decir al mundo. Es Dios mismo que ha venido a compartir la existencia
de cada uno. Al contacto de Jesús despunta la vida. Lejos de Él sólo hay
oscuridad y muerte.
Mirarlo
a Él es tenerlo como referencia y luz, que desde la Cruz levantada como estandarte,
es la propuesta y referente para el discípulo. Mirarlo a Él es buscar, como
Nicodemo, respuestas para el camino como creyentes. Mírelo a Él: escuchando su
palabra en este tiempo cuaresmal; Mírelo
a Él: orando con profundidad en cuaresma; Mírelo a Él: en la solidaridad de su
aporte en la cajita de la Cuaresma de Fraternidad; Mírelo a Él: perdonando y
pidiendo perdón en el sacramento de la reconciliación. Mírelo a Él: es el
evangelio del Padre, que escucha,
perdona, y guía. ¡Mírelo a Él¡.
Saludos.
P. Esteban Merino Gómez, sdb.
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