9/14/2013



img_2500_ch[1]MINUTO DOMINICAL
 “El hijo perdido”

img_2500_ch[1]15 de Septiembre de 2013.   Domingo 24° Tiempo Ordinario.     
Ciclo C –  Evangelio de San Lucas 15, 1-31


En este Mes de la Biblia se nos ofrece, en este domingo,  una página selecta y exclusiva del corazón del Evangelio de Lucas. Inicia los relatos, los tres relatos o “parábolas” respondiendo a dichos o cometarios que se hacían en el contexto de Palestina y de la autoridades sobre Jesús: Todos los publicanos y los pecadores se acercaban a él para oírle. Los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: «Éste acoge a los pecadores y come con ellos.»  Entonces les dijo esta(s) parábola(s).  Esta conducta, que  parece ser habitual en Jesús, es chocante, escandalosa y religiosamente criticable. Algunos biblistas hablan de una actuación “contracultura”, que no encaja con los paradigmas de trato propio de su tiempo y que consiste en que Jesús establece positivas , de cercanía con tipos d personas (publicanos-pecadores-prostitutas), marginados morales, que son detestados y públicamente denostados y despreciados, hasta llegar  a poner en tela de juicio su calidad de maestro: si fuera un profeta sabría quien es la mujer que le está tocando (Lc 7, 39). A Jesús lo han tildado de “borracho y comilón, amigo de publicanos y pecadores “(Lc 7, 34), Los fariseos y los maestros de la ley  comenzaron  criticar a los discípulos: ¿Por qué comen con  cobradores  de impuestos y  pecadores?  (Lc 5,30). Jesús rompe, con sus acercamientos  a la gente los criterios sociales de “gente buena” de su tiempo.

Entonces les dijo esta(s) parábola(s). ¿Quién de vosotros que tiene cien ovejas, si pierde una de ellas,…? Son 100. Una es la que se ha perdido. Pareciera que es una pérdida mínima: el 1%. Pero es una. Una que es importante para el Pastor: es  una pecadora, una  marginada, “una perdida”.
O, ¿Qué mujer que tiene diez dracmas, si pierde una.. …? Son 10 monedas. Una parece poco. Pero la mujer, barre, la busca y se alegra por encontrarla. No es de poco valor: es  una pecadora, una  marginada, “una perdida”. Pues os digo que, del mismo modo, hay alegría entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta. Y como  con la oveja perdida, quien busca se alegra de la moneda encontrada. Es un pecador que se convierte.

Dijo: «Un hombre tenía dos hijos… Es la parábola  más cocida del Nuevo Testamento. La llamada del Hijo Pródigo. ¡Pródigo o perdido¡ Se fue de casa  con todo lo suyo. Lo gastó. Se portó mal. Se alejó del Padre que seguía esperándolo todas las tardes. Y lo pensó bien. La oveja y la moneda  no piensan. No nos representan tan bien,  en nuestras actitudes, como este hombre, hijo menor, del buen y acaudalado Padre.  Lo pasó mal.  Y después de un tiempo se atrevió a  volver. ¿Lo perdonará el Padre después  de lo que ha hecho?  Es un hijo pecador, marginado, es un “hijo pedido”  que ha vuelto. Es una Padre diferente. No hay nada más que leer el texto: Estando él todavía lejos, le vio su padre y, conmovido, corrió, se echó a su cuello y le besó efusivamente.  El hijo le dijo: `Padre, pequé contra el cielo y ante ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo.'  Pero el padre dijo a sus siervos: `Daos prisa; traed el mejor vestido y vestidle, ponedle un anillo en la mano y unas sandalias en los pies.  Traed el novillo cebado, matadlo, y comamos y celebremos una fiesta, porque este hijo mío había muerto y ha vuelto a la vida; se había perdido y ha sido hallado. ¿Es injusto Dios? ¿Perdona y deja pasar demasiado? ¿Es que aceptará la conducta del hijo, como que nada ha pasado, y lo restituirá a su condición anterior de hijo con toda su dignidad y olvidando sus faltas?. Sí lo hizo y para siempre.

Pero la parábola es de dos hijos: ¿Y el hijo mayor?. Él se irritó y no quería entrar. En la puerta dijo: ¡Yo con éste ni a misa¡ Y no compartió la mesa. No comparte el perdón del Padre. Se aísla de la fiesta y de la comunidad. ¡Yo soy mejor¡ ¡No me reúno, menos en la mesa, con ese tipo de personas¡. Y se fue. ¡Un nuevo hijo pedido¡ ¿Cuál de los dos me representa?.  Saludos. 

                                           

                                                          P. Esteban Merino Gómez, sdb.


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